lunes, enero 08, 2007

Confusión




En la noche llega el misterio la música misteriosa una voz en el silencio del páramo de la noche es Mark Rothko el que pone la capilla que en realidad no tendría que ser porque él no era creyente pero lo que importa es que estemos atentos y el océano se subirá a la cabeza y luego Morrissey dice oh Madre puedo sentir que el sol se me cae encima y luego quiere que lo saquen fuera a las calles y ver gente y el ruido ambiente y no volver a su casa porque no es su casa, es de ellos, la maldita casa siempre fue suya y cuando llegó el momento cambió la cerradura y ya no te dejó entrar y tú que creías que esto duraría siempre pero ya entonces 1996 o así, intuiste que la cosa se acabaría un día, como se acaban los llantos del niño y vuelve la paz.

Y de repente te sobresaltas porque la puerta, que estaba cerrada, se abre, y preguntas con voz nerviosa quién es, y resulta ser el perro, Fofó, que se ha quedado solo en su cuarto y nadie quiere estar solo, es sólo una investigación de rutina, qué bien suena esto, oye, Morton Feldman toda la noche hasta el infinito, silencio, ahora es un hueso, un piano, música que parece china y que invita a la vida casi eterna de las tortugas. Ahora abres el correo, lees lo que te han escrito la gente que no conoces pero que en algún rincón del mundo están también pensando en todo esto del final. Y de repente el perro se marcha y te quedas solo y te sientes abandonado, y en el rincón más secreto hay una mancha que se va extendiendo, y a esto se le llama corrosión.

No hay tiempo cuando sueñas y sientes que el mar se eleva y sólo es preciso saber una cosa, que hay unas mujeres más grandes que otras.

Ya no hay tiempo, la vida se escurre como el agua, los pájaros vienen a la ventana esperando un poco de comida, pero ya es demasiado tarde para todo esto, te aburres, en los largos fines de semana de invierno, te aburres porque todo está ordenado y no hay nadie que escuche y en la radio está sólo la tribuna de fútbol, y la ópera también cansa.

Llegará el día en que ya todo dolor se esfume, que toda mancha deje de contar, que toda pelusa se hunda en el rincón de donde procede. Y un sonido vendrá de lo más profundo, siempre una espesura, siempre una señal de otra parte. Adónde vamos cuando ya no estamos, qué es de este cuerpo, se sabe que se descompone, los médicos hacen su trabajo, la tierra el suyo, hay animales muy pequeños y muy poderosos, y sientes rabia contra los viejos que se aferran a la vida y más contra los críos que corretean felices porque no saben nada de lo que se avecina, y si acaso, sólo te alegras por esos niños comidos de moscas que no duran más que un suspiro. La vida es cuestión de supervivencia, suerte, dinero...

Y te acuestas y piensas en un próximo concierto, otra cita secreta, sueñas con Wendy y lo que no pudo ser, en aquella habitación cochambrosa de hotel, ella quería, ella se escapó de casa, dispuesta a sexo efímero pero intenso, ella traicionera, maldita adicta al messenger...

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