miércoles, enero 17, 2007

Ni sexo ni música

No sé por qué son las voces del pasado las que se quedan, las voces de gente como Leonard Cohen, o Brel, o Nacho Vega, la chica de ayer es también el horror que apesta.

No sé bien qué haces aquí, esperando un autobús que nunca llegará, el conductor sufrió un desvanecimiento y el autobús se empotró contra una casa y los niños se salvaron por una intuición de la madre, y ése fue un día peligroso.

No sé bien adónde llevarán los caminos, y si hay caminos despejados que no estén comidos por la mala hierba y abandonados al olvido.

De Santa Fe nunca regresamos, aquella mañana después de la mala noche ella condujo todo el camino en silencio hasta que no pudo soportar más el mío y espetó, qué me dices, yo le dije que no había pasado nada y entonces se enfureció, fue la primera vez que la vi de esa manera, ella que nunca se inmutaba, ella que padecía de anomia, de falta de expresividad. Y le dije que no me molestara, que no sacara conclusiones falsas, que sólo hubo sexo (malo), ella con el DIU y yo en mi fantasía de peli porno, ella con sus libracos saliendo de la pared y yo en Dakar con la moto averiada, el piloto me dice que entró mucha arena, es normal, me fijo en la placa del portal, ahora ese arquitecto ya ni existe y el otro que se pasea al lado de la gasolinera, el enano...

No, mira, le digo, no te calientes, lo que ha pasado no es nada, ya no vamos a vernos más, esto no significa nada, tú dijiste que no hablara a nadie de tí, oh, miserable cabrón, cómo pudiste hacerme esto a mí, y sigue conduciendo por la peligrosa carretera llena de curvas y apesta su asiento y cuando se baja en el instituto yo voy para casa y me ducho y me meto en la cama y duermo un sueño inquieto y me imagino que estoy en un desierto y que viene un grupo de mujeres que buscan marido y al final hay un feroz acto de canibalismo y sólo quedan huesos, y una melodía triste en el aire.

Ella me manda una carta, con su letra pésima que casi no se entiende, me dice que le devuelva el libro, es algo de Jung, como Psicología y Alquimia, pero yo estoy ya en otro universo, en otra vida, y todo eso me suena a chino, cuando me levanto de la cama y me voy y debajo del pino saco el pequeño volumen de pensamientos de Wittgenstein y el jardinero de ahí abajo se me queda mirando y me voy, pero ya no hay donde huir.

Y en el concierto de Telemann me siento vacío.

Y en el concierto de guitarra clásica me escapo a otro país que está en guerra y hay bombas que estallan y cadáveres.

Y ella me envía otra carta que me dice que le devuelva al libro prestado.

Y Jung es un brujo peligroso, como López Rega el de la Triple A, Alianza Anticomunista Argentina.

Y esta noche no puedo dormir sueño que estoy en el fondo de un pozo y una bocanada de aire caliente y un culo negro como el universo.

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1 Comments:

Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Es un cuento con ese lenguaje más que amargo, con ua mezcla de desolación y rabia.
Se lee sin pausas, y deja una sensación de desencanto...

10:05 p. m.  

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