martes, junio 12, 2007

Generación Pija

Empecé a leer The Pollen Room de Zoë Jenny (Bloomsbury, 1999), una novelita de una joven autora suiza que cuando se publicó la obra tenía 23 años, es decir, nacida en 1974. La novela es muy poca cosa, y tiene razón la crítica del New York Times Jenny McPhee.

La gente que no lo ha pasado mal, la gente nacida a partir de 1970, que lo tuvo todo o casi todo, sólo puede escribir de chorradas.

Y eso es lo que hace Jenny, a través de su narradora y protagonista Jo, en una especie de autobiografía light, contar sus desventuras en una familia disfuncional, como lo llaman los psicólogos ahora: una madre vividora, un padre abombado, cada uno quiere vivir su vida como si la hija fuera sólo un accidente. Y ella a los doce años de ser abandonada vuelve a ver a la madre y el padrastro se mata en un accidente de coche, y luego la madre se lía con un mafioso de la hostelería, y el dinero es lo que importa; y ella, tras rescatar a su averiada madre de la habitación del polen (en efecto, es la única metáfora ingeniosa de la novela), es abandonada de nuevo, y ella conoce a una chica que resulta que es una pija drogadicta que sólo espera que mueran sus padres (también con el síndrome de "haz-lo-que-te-plazca"), para así poder heredar.

O sea, que estamos en la era de las pantallas, de las drogas de diseño.

La Era de Paris Hilton.

Es por eso que escribir se hace cada vez más difícil; escribir ficción, porque hay muchos otros campos válidos.

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