martes, septiembre 11, 2007

La poesía de las ratas muertas

Me acerco a la casilla de la basura, allí asomo la cabeza y qué es lo que me encuentro, algo viscoso y reptante que todavía no ha sabido cuál es su lugar en el mundo, entonces me doy cuenta de su voracidad, las noches en vela que he pasado por su causa, causa de todas mis penas, asoma su cabeza sonrosada, como la de un bebé, feto muerto encontrado en un contenedor, un contenedor como éste, aguas oscuras, el segurata le señala al alemanote que no se puede beber de las fuentes oscuras, aguas que haz de pasar y correr cuanto más lejos mejor, el ayer de nuestros padres, las noches oscuras del alma, mi alma está clavada en la pared de un sucio bar, NUNCA TE PERDONARÉ SO PUTA, las horas pasan como espinas se clavan a mi sangre la sangre es más dulce que la miel, la miel de caña de Salobreña, los niños ya tienen que volver a la puta escuela, asoma su cabezota de sanguijuela y escupe sobre el pañuelo que le ofrezco, la muy puta no recibió la educación básica, su rostro lo dice todo, el largo camino a casa, la arritmia que acaba con su vida, sólo veintiún años y ya no sabe asomarse a las ventanas, su voz de pito, POR FAVOR QUE ME HOMOLOGUEN EL TÍTULO, pero so puta, si tú nunca cursaste nada decente, en la puta Argentina sólo manifestaciones politiqueras y luego la orgía sudamericana, das asco a cada sílaba, pero es mejor que te calles y que revientes.

Me encuentro con Thomas, nos tomamos unas latas de cerveza, hablamos de los colegas que ya no están, suspiros de esta España nuestra que da asco, las horas pasan lentas, abandono una bolsa de papeles, si eso fueran euros, las furcias de la hora de comer, el desayuno inglés de las tres de la tarde, cómo me gustan los baked beans, no soy nada del lugar, no leo en español a no sea que no me quede más remedio, no sé si encontraré el camino a casa.

Mi alma está sellada, el cubo de la basura no es negro sino verde botella, dice HEINEKEN te hace amar la cerveza, Spencer gusta de rematar el día con Lumumba, que es algo así como brandy con chocolate.

Escucho pornografía clásica, es decir, las rapsodias de Liszt, las húngaras o gypsy, y luego o antes, monta tanto, Enesco y sus rapsodias rumanas, que me hacen pensar en los verdaderos gitanos, los que danzan al son de sus penas, las curvas de la mala suerte, una carta callejera, tres de tréboles, las mujeres ya están que se salen, las curvas de la muerte, yo suplico desde el fondo del cubo de plástico, pero nadie me escucha, para qué me sirvió leer tanto y esperar tantos minutos su llamada, si en la hora más solitaria tengo que enfrentarme yo solo, y dolido, con lo que más duele.

Mala puta.

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