lunes, septiembre 10, 2007

Vida = Cagarro

La vida es una gigantesca obra realizada por chapuceros.
Salgo de casa y lo primero que encuentro es una furgoneta con las puertas traseras abiertas y ahí un sudamericano, puede que ecuatoriano o vete tú a saber, descargando sacos se supone que de cemento, yo de esto no entiendo, ya es suficiente para que me amargue el día porque me temo lo peor, nuevos días y semanas y tal vez meses de más ruidos a las puertas de casa, en un lugar se supone que idílico, pero en donde no he podido disfrutar de calma auténtica más que en un mes o dos, ya que la mayor parte del tiempo alguien se pone de obra, como la zorra que se mete en el servicio de mujeres y se pone de parto, y alumbra un cagarro, es decir, que caga y lo que sale es una cosa fea, como un jabalí, pero más feo aún, un cagarro, como Marcelino en la canción de Albert Pla. Las obras es el divertimento de los idiotas que tienen demasiado dinero para gastar, que no saben qué hacer con tanto, o los que piden créditos al banco para lucir sus casas mejores, renovadas, bienvenido a la república independiente de tu casa, un día de estos iré al nuevo Ikea de Málaga, hijos de puta explotadores.
La vida es una porquería, ya lo sé, un carrusel que se ha vuelto loco, lo dijo el tango aquel, la vida es una diversión como en la última noche de los Proms, todos los años la misma monserga, los mismos comentarios, el presentador enamorado de una voz, de una ternura de días hechos triza por los mismos ruidos, las mismas palabras, los abortos espontáneos.
La vida es un aborto, nunca llegarás a nada, lo que sale es un esbozo de lo que tendría que haber sido, pero nunca fue, lo que iba a suceder fue abortado por las fuerzas de seguridad, la masacre iba a ser monumental, esta vez en Logroño, los peregrinos no sabrán nada de esto, las noticias son basura, el domingo es del deporte, y del tedio, y si la vida fuera sólo un hombre disfrazado de mujer, de puta, y se quita en cualquier momento el sexo postizo, y se queda con el hueco entre las piernas, esperando la acometida.

La dejo o no la dejo, ¡no puedo!, me dije que la iba a dejar, este mismo verano, pero ya ves, no puedo, y me encuentro sumido en una serie de pantallas borrosas, las de tuporno.tv, miroteando minipelículas en donde tías lascivas se lo montan con tres tíos en una playa, entre las rocas (Celia Blanco), o una blanca con dos negros y la cosa se titula "chocolate blanco", o la otra que folla al tipo, el culo moviéndose con un ritmo demoledor. Y me dejo arrastrar por la maldita pornografía, ese cáncer de Occidente, en donde los viejos mueren solos y son encontrados en sus casas días después, tras la irrupción de los bomberos.

Estoy harto, de tí y de todos, estoy harto de palabras que no significan nada, y estoy más que aburrido de las mismas canciones, un tema y sus estúpidas variaciones, estoy harto de esos viajes al crepúsculo, en donde la mente no tiene ya nada que decir, y su tormenta de ideas, que no cesa ni en mitad de la noche.

Estoy pensando en acabar con todo.

Pero me asusta lo que pueda encontrar al otro lado.

Demonios reclamando venganza; almas rojas de ira, en busca de su carnaza.

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