lunes, octubre 01, 2007

Laberinto del día

veo a la negra que cruza la calle va sola y va vestida de rojo, es un conjunto tan ceñido que la carne le estalla por todas partes, se le marcan las nalgas enormes el culo con el que seguro que hace ritmos insospechados, aunque esta panda de viejos seguro que imagina las peores pornografías a su lado

el domingo se acaba como todos los domingos, con la sensación de vacío, el fútbol como símbolo de todo lo necio y superficial de este mundo

pero antes puedo escuchar las sinfonías más hermosas, como la nº 88 de Haydn por VPO y Böhm; o la Séptima de Dvorak por la RLPO / Libor Pesek, y en la tarde todavía quiero escuchar algo diferente y algo que siempre importa, el concierto para violín de Brahms por David Oistrakh y la Orq. Nal. de la Radiodifusión francesa dirigida por Klemperer, grabación de 1961 mejorada digitalmente,

aunque el sonido no sea tan poderoso como en la grabación de la Octava de Shostakóvich por la Orq. Sinf. de Berlín dirigida por Kurt Sanderling (Berlin Classics, 1992), una grabación original de 1977 pero que también ha sido remasterizada digitalmente y que apabulla, simplemente. ¡Qué percusión, qué cuerdas graves, qué viento-madera! Se escucha todo, como si estuviera en la habitación, es la magia de algunas grabaciones, que parecen tan reales como la vida misma... Y Shostakóvich, que es todo él magia, la magia de una vida, como dijo Pancho aquella noche tras el concierto, me pasaría la vida escuchándolo...

... y W. Kempff tocando sonatas de Schubert, que puede parecer también superficial, espíritu calmo, sin complicaciones, pero que en las sonatas finales tiene un pathos muy romántico...

Me acuerdo de objetos que tuve, cosas que se perdieron por el camino, me encuentro con mi padre en sueños, tengo pasiones pequeñas, me invitan a una casa llena de prostitución (es lo malo de vivir en un lugar podrido, España en el puesto 22 de la corrupción mundial), me escapo pronto porque sé que ese lujo rezuma mierda y vicio, me escapo a la música, leo Tristes Trópicos, sueño con una vida que sería la de otro, y por lo tanto es como imaginar nuestra vida antes de nuestro nacimiento, quiero comprar Señas de identidad de Goytisolo, me voy de la tienda de los cuidados del cáncer, voy solo por las calles esquivando la miseria cultural, pienso en Madrid, deambulo por Santa Isabel, donde se instala mi ángel en un banco callejero, el sábado por la tarde aburrido en mi cuarto me imagino sentado en mi butaca de la Filmoteca, fila nueve, viendo alguna película de la historia del cine, yo no quiero esta vida, me escapo, huyo a los trópicos, el infierno del hombre blanco, estoy en una encrucijada, hay sonidos en otra dimensión pero no puedo captarlos.


Dimitri Shostakóvich

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