martes, enero 15, 2008

Algunas cosas buenas

* El concierto del domingo: programa dedicado, como los del viernes y el sábado, a Elliott Carter, ya centenario pero que ha compuesto obras brillantísimas en la última década, como esa Simphonia: sum fluxae pretium spei, dividida en tres largas secciones que fueron estrenadas de manera independiente pero que sólo en su unión como "sinfonía" alcanzan toda su fuerza. Unos cincuenta minutos llenos de pasión, inteligencia, que exigen mucho del oyente, pero yo por desgracia venía de dormir poco, y la verdad es que dí más de una y más de dos cabezadas (también en la primera parte), y sin embargo, la música seguía fluyendo por debajo, la esperanza es larga, las cosas buenas se hacen esperar, pero cuando llegan, explotan. Pérez de Arteaga habla en El Ojo Crítico de la espantada que se produjo los días anteriores, pero dice que el domingo no se fue casi nadie y fue un éxito: el domingo él no fue, yo sí, y puedo decir que en la segunda parte la sala estaba casi vacía (menos de la mitad del aforo), que se fue mucha gente, que la gente que suele acudir a conciertos no viene a escuchar cosas difíciles, porque la gente no está preparada para estas cosas, sólo para corear en tonos naturales la alegría de vivir en su burbuja. Me encuentro un poco solo, no tengo con quien comentar estas obras, encontré a un forero de Clasiforo y le perdí la pista, menos mal que tengo el CD, no me dieron el libro que han sacado sobre Carter porque no soy abonado, pero seguro que más de un abonado lo arrojó a la papelera apenas terminó el concierto.

* La exposición de Andy Warhol en La Casa Encendida: me acuerdo del libro Diarios (Anagrama) que me regaló una amiga a principios de los 90, cómo me harté de leer entradas en donde el tipo pone cuánto le cuesta cada taxi que coge, y lo vendí en una tienda de segunda mano. Ahora echo de menos ese libraco, porque seguro que es el complemento perfecto para esta exposición magnífica, que se anuncia en los andenes del metro, la encontré por casualidad al ir allí y no encontrar abierto más que eso, la exposición. Había mucha gente, una guía explicaba algunas fotografías a un público atento, niños incluidos. Warhol sobre sí mismo, otros sobre Warhol, quince minutos de fama, el glamour es lo que importa, algunos vídeos de la Factory, Warhol travestido, sus amigos, las polaroids, no puede dejar de grabar, a sí mismo, Warhol carece de alma por eso necesita construir una artificial con los aparatos externos de reproducción en serie, Alguien le Dispara, Él Muestra Sus Cicatrices, finales de los setenta comienzos de los ochenta, el pelo electrizado, Identidades Ocultas.

* Leo en The Observer--Review del domingo 6 de enero de este año un especial sobre Alex Ross, el blogger que escribe desde New York sobre música clásica, cómo la clásica ha superado la crisis gracias a internet, cómo entonces había pocos diarios sobre esta materia y ahora hay cientos, pero el suyo es uno de los mejores, si no el mejor. Fotografía de Alex en su escritorio, con su laptop y su gato; AR y sus blogs y websites favoritos, AR nos dice por qué escribe su blog, cómo esto es algo adictivo. A mí me gustaría escribir sólo de música clásica, pero ni soy crítico como él (por lo tanto, no tengo capacidad suficiente para escribir sobre música) ni estoy interesado en escribir sólo de música.

* Los mejores vinilos los encuentro en una caja tirada en el suelo, en la Plaza de Ópera (de la reina Isabel, o como en realidad se llame): y descubro que son discos que han pertenecido a un polaco, hay discos de Tadeusz Baird, de Witold Lutoslawski, de Boguslav Schäffer, aparte cosas de música de autores españoles editadas por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y muchas cosas más del repertorio, pero versiones muy buenas. Los vende un aparcacoches, que quiere 3 € por cada uno, al final los saco por 1 € a un amigote con la cara roja y un gorro de lana en la cabeza. No valen mucho más, tal y como están, pero en realidad por dentro son buenísimos. También un menda vende libros buenos en la explanada de Atocha, libros en inglés como The Enchanter de Nabokov y Photocopies de John Berger. De dónde los habrá sacado. Me imagino que alguien, en un futuro, vende libros de mi biblioteca en una explanada, en una plaza, en un rastro de alguna ciudad grande llena de gente, llena de culos y botas culos y botas y tipos que dicen "me vas a comer la polla" a quien sin querer le empuja en el metro. Y siento una pena enorme.

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5 Comments:

Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

El alma inventada: Lukas, esa ers una idea tan potente.

Sobre las últimas líneas de tu post, pienso que nada absurdo sería destinar los libros a un lugar concreto, antes que se pierdan entre rutas brumosas...

Y se aguardan muchos posts tuyos por leer, así que hablar de eso resulta, no sé, extraño, creo :9


Abraxo.

9:40 p. m.  
Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

ah, ese no era un nueve, era y es una:)

9:41 p. m.  
Blogger lukas said...

Pues sí, sería lo más razonable, porque luego seguro que los que quedan harán lo primero que se les pase, como echarlos a la basura, o cosas así...

10:11 a. m.  
Blogger Agurdión said...

El otro día yo fui a la Sexta de Chaikovski, interpretada por la Filharmonía de Galicia. Es, quizá, la sinfonía que más quiero. No es que viniese de domir poco; al contrario, estaba demasiado eufórico. Y la calefacción estaba altísima. Me mareé como una grupie. Pero no me desplomé. Menos mal, hubiese sido todo un espectáculo.

7:50 p. m.  
Blogger lukas said...

Ja ja ja..., qué divertido, Agurdión, mareado como una groupie en la Sexta, Patética, de Chaikowski..., la verdad es que suena un poco... patético, pero bueno, yo me he dormido en casi todos los conciertos del domingo de la ONE, Elliott Carter no iba a ser menos, jeje...

En el cine, ni te cuento, por eso ya no voy...

Oye, podríamos hablar de las groupies, ¿no te parece?, un especimen muy interesante...

10:31 a. m.  

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