miércoles, enero 02, 2008

Año nuevo, porno viejo

Bajo el aspecto ritmológico sale a la luz una afinidad secreta entre diversos apartados de la vida humana que, normalmente, nunca se piensan de consuno: el sueño y la estupidez, los más antiguos espacios de retirada del ser alejado del mundo, alcanzan a las culturas de la droga, de la meditación, de la especulación, y a la música, el arte benévolo que, como suele decirse, nos transporta de las horas descoloridas a un mundo mejor. Se siguen entre sí como eslabones de un sistema de inmunidad para la defensa contra el mundo infeccioso y demasiado exigente.
(Extrañamiento del mundo, Peter Sloterdijk, Pre-Textos, 1998, p. 290; dentro del cap. VII: ¿Dónde estamos, cuando escuchamos música?).

El que ha nacido ha perdido el tono del continuum acústico profundo del instrumento materno. El penetrante estremecimiento del miedo proviene de la pérdida de aquella música que ya no oímos más cuando estamos en el mundo (...) Ya no oigo nada, luego existo. El existir en el silencio del mundo es una cuerda que vibra bajo la propia tensión. Puede ser que los meditabundos de todos los tiempos hayan buscado calma y silencio porque el oírse del existir en el enmudecer del ruido ayuda a tensar la cuerda. Así que la música no sólo celebra la reanudación del continuum, sino que recuerda siempre, si es algo más que un sedante o narcótico, el silencio cósmico de la existencia.
(ídem, pp. 312-314).


Escucho en la tarde de Año Nuevo: una hora deliciosa, un disco sensacional.

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2 Comments:

Blogger Agurdión said...

No conocía nada de Sloterdijk, pero estos dos extractos ya me han despertado el interés. Parece enormemente poético. La Escuela de Frankfurt dio a gente bastante interesada por la música. Por cierto, ¿no estaba Adorno radicalmente en contra de jazz? No estoy seguro de lo que digo, pero me suena algo así.

12:38 a. m.  
Blogger lukas said...

Bueno, precisamente Sloterdijk podría haber sido uno más de ese grupo, pero nació algo después (creo que nació en 1952) y además, frente al pesado de Habbermas, que arrastra siempre el complejo de culpa de la nación alemana tras la guerra, él se opuso a ese masoquismo tan en boga y, después de un viaje a la India en que entró en contacto con Osho, todo cambió para él, desde entonces puede ser considerado un outsider, aunque tiene un lado académico también, y para mí el pensador más potente del momento.

Pues sí, ADorno estaba en contra, Adorno era un petardo también, aunque hay que leerlo para saber por qué. "Filosofía de la nueva música" sigue siendo su doctrina de la conciencia desdichada, o mejor dicho y ya que hablamos de música, del oído o la escucha desdichada, como dice Sloterdijk. ADorno, con su defensa a ultranza de los vieneses del siglo XX, prefiere el seguir hacia el mundo, defiende lo nuevo y el riesgo, pero por otro lado, y en su gusto por Brahms y otros clásicos, siente nostalgia del alejamiento del mundo que ya Mahler expresó también en sus canciones y sinfonías.

10:20 a. m.  

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