miércoles, enero 23, 2008

Podredumbre


Por fin un escritor de raza, por fin un novelista, por fin una novela en condiciones, no una de esas novelitas históricas que no son más que una huida del presente. Chirbes nos trae aquí al centro de la España actual, la España real, no las historias del pasado heroico, sino el presente que huele a corrupción y mafia inmobiliaria. La muerte de un hombre reunirá a una serie de personajes, una familia que tiene mucho que esconder, sitúa en el centro a Rubén, un constructor podrido, del que no me creo que escuche a Schubert por Andreas Staier, pero bueno. Y también aparecen personajes como Yuri, el que sólo piensa en follar, y que por follar con quien no debía, estuvo unos años en la cárcel; y Silvia, una mujer que piensa como Zapatero, correctamente; y Mónica, la mujer de Rubén, ella muy joven y él ya con setenta, pero así están las cosas; y Federico Brouard, un escritor alcohólico y fracasado del que Juan, marido de Silvia (hija de Rubén) está escribiendo una biografía... Chirbes escribe largas secuencias a modo de capítulos contundentes, que hay que leer de un tirón para que tenga sentido la narración, por lo que el libro se lee en un par de días. Y usa la primera persona con Rubén y la tercera subjetiva con los demás, para que ellos mismos se muevan cerca del lector, que no puede dejar de leer, de raspar las superficies podridas. Una escritura sin puntos y aparte, todo seguido, con el diálogo interno, con asociaciones que son turbulencias, con todas las cosas llamadas por su nombre. Una novela que engancha, porque es una de las pocas que nos traslada al verdadero paisaje, el de nuestro alrededor cotidiano. Un país que basa su economía en el turismo y la construcción masificada no es un país serio.



P. D. Escucho un disco con obras de Charles Ives, por la NYPO dirigida por Bernstein. Alguien que llegara a Ives por primera vez a través de este disco pensaría que está loco, pero uno que ya lo conoce sabe que Ives fue el más listo, un exitoso agente de seguros que se hizo millonario, y que tenía la composición como hobby, ¡pero qué hobby! La Sinfonía nº 3 es potente, pero las piezas cortas de la cara B, como Decoration Day o The Unanswered Question o Central Park in the Dark, son más potentes aún, más rayantes, como dirían los más modernos (como cuando de golpe irrumpe la fanfarria caótica en las piezas 1 y 2 de la cara B); en la pieza 3 se produce una reflexión casi mística, algo también muy de Ives. Es el complemento ideal para la novela de más arriba, por el contraste.


Portada del disco de Ives (CBS): La encantadora de serpientes, de Rousseau, el Aduanero.

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4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Buenas. Fui a un buscador y tal.. y encontré esta página. Soy Cecilia/Drazil, de los foros de Inicia (en paz descansen). Te envío un saludo, seas quien seas. A veces paso por El Café del Foro, pero son tan *tiquismiquis* allí que prefiero no escribir. Tengo prisa, hasta otra ocación, salud. :)

3:04 p. m.  
Blogger Madame X said...

Lo de una lectura sin puntos y aparte desanima un poco. La vista necesita reposo. Y la cabeza también.

En todo caso, tomo nota.

X

10:28 p. m.  
Blogger lukas said...

Pues sí, Madame..., es lo que se me hizo pesado al final, y el hecho de que cada capítulo está dedicado a un personaje, y que éste dirige largos monólogos a un supuesto interlocutor, puede ser Matías o alguien que no se sabe bien, tal vez este lector que está del otro lado... La verdad es que el libro se sostiene por la verdad de lo que cuenta, porque no se anda por las ramas, porque es realista y eso es raro, en la novela española que es tan escapista. Un tipo como Rubén Bertomeu existe ahí fuera, aunque den tanto asco... Pero eso, si consigues seguir el fluir del discurso, y a eso te acostumbras pronto, podrás llegar al final... A mí me pasó que el primer día leí casi 200 págs. y luego ya fui reduciendo... Una de las mejores novelas del 2007, sin duda.

¡Hola Cecilia!, pues qué casualidad, tú por aquí? ¿no sabes quién soy? adivina..., qué tiempos aquellos, los de Inicia, podría escribir un pequeño libro, qué bien me lo pasé allí, fue mi inicio en esto de internet y los foros..., qué pena que cerraron, la verdad es que pasé un tiempo largo echándolos de menos. El Café del Foro, uufff, qué cambio más tonto, ¿todavía existe! Oye, pues espero que te pases pronto, que me apetece saber algunas cosas, de tí y de aquella gente. ¿Qué ha sido de Roz? ¿y de tu enamorado? ¿sigues en Cartagena? Un saludo.

10:32 a. m.  
Blogger Agurdión said...

Aquí estamos de vuelta, Lukas. Anduve lejos de internet unos días por un viaje. Así que acabo de ver tu propuesta para hablar de grupies. Un tema más que interesante que me tienen prohibido, porque me afecta a los nervios. El caso es que las grupis son la causa principal de mi desprecio a cierto tipo de música, que ha sido creada en función de la rentabilidad económica, esto es, de la obtención del mayor número de polvos posibles. Cosa que me parece que hay que respetar. Como se respeta el negocio de la especulación inmobiliaria. O sea, poco.

Esto no significa que no quisiera yo tener cientos de mujeres en ristra para mí solito. Como no digo que no quisiera ser millonario. Lo que digo es que ciertos subproductos musicales son absolutamente triviales y efímeros, sólo que se hallan amplificados por la maquinaria de los medios de masas. Eso es todo.

Ahora mismo estoy oyendo la Tercera de Ives, porque me recordaste lo mucho me que gusta, especialmente el primer movimiento, Olds folks gatherin'. Tienes que disculparme, porque no sé hablar de música como tú. Y acabo cometiendo la ingenuidad de relatar lo que me evoca cada pasaje... en una especie de asociación surrealista, éste me recuerda a unas niñas arregladitas de blanco un domingo, camino de la iglesia. No me lo explico.

6:19 p. m.  

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