lunes, junio 16, 2008

Domingo eterno

La muerte es justo eso: un domingo eterno.

(Lo decía Cioran)

Y lo mejor, entonces, es escuchar la música de Morton Feldman, pasar de la última sección de Violin & String Quartet a una obra un poco más variada, Untitled Composition for violoncello and piano, también más breve (sólo una hora y diez minutos frente a las dos horas de la primera). Feldman escribió largas obras, algunas de más de cinco horas de duración (como su String Quartet II), en donde apenas pasan cosas, todo se desliza de forma imperceptible, las repeticiones son como esos pájaros posados en el cable de la luz que veo por la ventana, la luz cambiante pero de manera muy sutil, el beso del aire cuando sales a la calle en una mañana de junio en donde la luz hiere, no hay sombra en el paraíso, y estas horas que se suceden tan lentas, estoy en esa habitación del comienzo de Psicosis de Hitchcock, hace calor mucho calor, estarías mejor sin la ropa, le digo, ella ya está medio desnuda, como en un spot de bolsos pijos, sólo tiene las bragas y los zapatos de tacón, el maquillaje también peligra, ahí sobre la mesita baja está el móvil, las llaves del coche, todo es muy de película porno pero sin la musiquilla hortera, le digo que es un día que podría durar eternamente, ella no sabe quién es Mahler ni le hace falta, confunde a los escritores, cree que Javier Marías es un entrenador de fútbol, piensa que Luis Miguel es la cumbre de la música popular, nunca gustará de Evan Parker, me da igual el sol está tan alto bajamos la persiana hay perfume de cosa podrida, hay pescado asqueroso entre sus piernas, me muestra las fotos que ha sacado con el móvil, todas asquerosas, fotos que seguro habrá compartido con otros, me cuenta un chiste, luego bebe algo, esa carretera no se acaba nunca, patterns in a chromatic field.

Y no se acaba nunca, este estar sentado, la radio, la música de Takemitsu en la noche, el cine mudo que ya no está, caligrafías sobre un cuerpo virgen, anoche estaba en otro mundo, recorría un mercadillo, discutía con los vendedores, me metía en un servicio que era una claustrofóbica cabina de plexiglás, anoche ella se quita por fin lo que tapa toda la carne, el sexo se acerca, estamos hundidos hasta lo más profundo, el olor que se mezcla con el heno del verano, la picadura de avispa, las bicicletas por los caminos de tierra, todos los anillos se caen al pozo y pedimos tres deseos, al borde de un abismo, el violoncello rasca un poco, el piano, Charles Mingus en la noche, luego se calla, la voz, ella grita, le duele, pasar al otro lado nunca fue fácil, pero ahora será siempre domingo, amor.

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2 Comments:

Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Esta imagen de la eternidad siendo domingo es lírica y me hace pensar en que tal vez no sería fantasmal. Si acaso hubiera un gran amor por la música y por el fuego de los cuerpos.

¡Salutes Lukas!phznov

9:12 a. m.  
Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

:) Con verficación de la palabra
phznov

manzanos en flor, notebooks (si fuera posible enviarlos en un dos por tres vía comment. ja, es un lapsus de madrugada).

9:16 a. m.  

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