lunes, junio 23, 2008

Un poco de pureza

Janine Jansen, Maxim Rysanov, Johann Sebastian Bach, invenciones para dos voces, la Partita nº 2 para violín solo, pétalos blancos sobre el escenario, una higuera centenaria a la entrada del auditorio del Museo Picasso de Málaga, la gente en las terrazas, es ya verano, hace calor, dentro está todo lleno de pijos porque en Málaga todavía se asocia música clásica con clase y tener mucho dinero, da igual, la música barre todas estas minucias, Martinu tres madrigales, el drama, la belleza en estado puro, también Mozart y no es domingo, luego viene una ligera brisa, en el laberinto, se pasea, teterías, un lunes al sol, algunas mentes que descansan tras el largo recorrido, la música no se detiene, voces con swing, sábado noche y sin fiebre, Marilyn Monroe y su erotismo divertido, la ingenuidad de otro tiempo, cuando se podía ser puta sin tatuajes y piercings y bolsos de marca, la música se lleva todo esto, viene la noche, pétalos blancos, descanso por fin, flores en su vestido, tacones, ella llega al cielo, y ahí se queda.

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2 Comments:

Blogger Mike said...

a mi siempre me llamó mucho la atención la gente que va al auditorio de madrid. en efecto siempre gente de dinero, pero gente mayor. Odio cuando gritan bravo al final de las obras, me averguenza de verdad...

Y me pregunto: ¿cuantos de ellos apreciarán realmente la música que se toca? Y cuantos de ellos tendrán los conocimientos de música suficiente como para apreciarla en condiciones? Y por qué el clásico está ligado a la gente de pasta?

9:43 p. m.  
Blogger lukas said...

Mike, tus preguntas son pertinentes y necesitaría mucho espacio para contestarlas. Pero es verdad: en Málaga y otras ciudades de provincias, la clásica sigue estando ligada a la gente con dinero (que no con clase, eso es otra cosa, no suele coincidir), y por eso cada vez que quiero ir a un concierto, me lo pienso mucho (no sólo por el dinero, que tampoco es tanto). Los directores y músicos suelen quitarle importancia o decir que eso ya no es así, pero la cosa es que lo sigue siendo, y me da mucha rabia. Me refugié hace tiempo en la contemporánea, en donde esos carcas no suelen acudir porque les da miedo todo lo que venga después de Wagner o Mahler; pero si uno va a un concierto de repertorio, tiene que aguantar a esos viejos de mierda, con sus toses, sus abrigos y su mala educación. Pero no por ello me resigno a quedarme en casa a escuchar sólo música enlatada, la experiencia musical en vivo es algo que tiene que ocurrir para sentir realmente la música.

También detesto los bravos, que no es más que un recuerdo apestoso de las viejas óperas italianas del XIX, cuando la gente iba al teatro a comer, fumar, charlotear y también fornicar en algún rincón, que de todo había ;-) Hoy no hacen esas cosas, hoy hay móviles, hay otras cosas para molestar. En general, se tiene más respeto a la música, pero esa gente sigue siendo tan superficial como siempre, no creo que todos esos que estaban el otro día en el PIcasso aprecien de verdad la música que se tocó. Y la pregunta es: ¿cuántos fueron invitados? Malditos sean.

10:20 a. m.  

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