jueves, julio 17, 2008

Lecturas de verano

Ishiguro está interesado por el pasado, por cómo la memoria trabaja, por esos malentendidos que nos pueden amargar una parte del tiempo. El tiempo zigzaguea, va y viene, los hechos del presente, una palabra, una presencia, desencadenan recuerdos. El pasado parece mejor tiempo, y la melancolía brota como el agua de una fuente. El arte y la política, cuando se mezclan. El autor es elíptico, y eso da trabajo al lector. Una novela breve y hermosa, no tan lograda como Lo que queda del día, pero merece la pena dedicarle tres o cuatro días.



Ford Madox Ford fue el escritor de una novela (aunque produjo más, algunas en colaboración con Conrad), ésta precisamente. Es una de las mejores novelas escritas en lengua inglesa: una historia de pasión, de corazones delicados, de almas sensibles, pero también de la oscuridad del corazón que no logramos desvelar, de lo que se esconde tras las apariencias. Está escrita con ese estilo refinado, muy inglés, que ya no se lleva. Supe de ella por Javier García Sánchez (que tomó de su frase inicial el título para una novela, La historia más triste), pero hasta el momento no me había decidido a leerla. Me llevará más días, claro. Pero creo que merecerá la pena. Estas historias sentimentales ya no se escriben.

Etiquetas: