lunes, agosto 04, 2008

Películas

--Y bueno, ¿qué tal el fin de semana, friend?
--Un asco, un aburrimiento. La radio está igual que el verano, penosa, en todos los programas ponen a suplentes que hacen el chorra a todas horas. En "No es un verano cualquiera" la presentadora, una tal Sonia Urbano, parece una animadora de campamento. Por no hablar de Ángel Carmona en "Asuntos propios". Y que si Paco Clavel... En fin, anoche estuve viendo una película.
--¿Una película, tú? Pero si ya no ves ninguna...
--Estuve viendo una peli en la radio.
--¿Ah?
--Sí, Barry Lyndon de Kubrick. La vi hace tiempo, pero anoche la recordé tal como es, aunque no había imágenes, es como haberla visto. El programa es el único decente este verano, se llama Videodrome.
--Ese ya lo echaban hace tiempo, creo que en Radio 3.
--Yo lo escuché en Radio 1. La verdad es que lo escucho por la voz de Ana Sterling, me encanta esta tía. Da la economía de lunes a viernes, y los domingos nos encandila con su voz de niña resabiada. ¡Me encanta!
--JAJAJA..., no me digas que te has enamorado de ella...
--Por supuesto, ¿qué te crees, que uno sólo puede enamorarse vis a vis? Bueno, la verdad es que me gustan otras voces, su compañera Sandra Urdín también tiene buena voz. Y la de Lara López tiene algo especial... También me gusta Laura Barrachina de El Ojo Crítico, aunque no por la voz, sino porque también es algo infantil, le gusta el cómic y todo eso de la cultura urbana... Ana Roldán, sin embargo, tiene voz de fumadora, no me gustan las voces cazalleras. La peor es la de Mavi Aldana, no en vano hizo de cortesana en un episodio de La vuelta al mundo en ochenta libros...
--Vaya, has hecho una especie de sociología de las voces de la radio...
--Qué quieres, no veo la tele, todo lo que me entra es por el oído. Por cierto, que la Clásica también está de pena. El otro día, creo que el viernes, van y ponen a nórdicos, que son fríos, son terriblemente conservadores. Menos mal que los presentadores me gustan, sobre todo Eva Sandoval. En Radio Clásica hay voces fascinantes, de mujeres-niñas, que me dejan levitando.
--Yo hace siglos que no escucho la Clásica, prefiero Radio 3 o mis musiquitas.
--Bueno, qué te piensas, yo también escucho en mp3 y demás, precisamente estuve escuchando algunos álbumes de John Zorn, ¿lo conoces?
--Ni puta idea, tío.
--Está un poco colgao, pero me gusta, es el típico judío que lo mismo se va a regiones etéreas que te pone desquiciado con un guitarreo infernal o con esos pizzicati del demonio. Su música es una mezcla de Webern y Cage, pero ambos empastillados, jajaja...
--Un buen viaje, entonces...
--¡Y que lo digas! Pero volviendo a los nórdicos, no sé qué les pasa en esos países, que siguen tras el fantasma de Sibelius, allá en los bosques... Esa gente está obsesionada con la novela negra, y luego, con el posrromanticismo, no salen de ahí. Y ahora dicen los críticos gastronómicos que son muy buenos en la cocina, pero para huir de su mediocridad escandinava, se dedican a copiar de mala manera la mejor cocina española, Adrià y los andaluces... En fin, son gente sin personalidad.
--Pues yo una vez estuve en Estocolmo y me pareció una ciudad fascinante, y para nada fría.
--No, si puede ser que sólo sean prejuicios míos, y que lleves razón, que me hago una falsa idea del terreno, pero no sé, en música, me parece que se han quedado en el más decadente de los pasados. Lo peor es que eso es lo que gusta de la música actual, ese modernismo estúpido, que no es modernismo, cosas como lo que hace Magnus Lindberg, o el del trombón, Christian Lindberg. Nada de Saariaho, nada de Wallin, sólo Iiro Rantala y sucedáneos, música que imita el musical o la música de cine, música para cine mudo, copias de Piazzolla, una mezcolanza que te pone atacado.
--No te puedo decir nada, yo ya sabes que fuera de las cosas más comerciales no sé nada.
--Ya, tú te quedaste en las viejas mitologías de Radio 3, la movida y lo que vino después, que es todo imbécil.
--Oye, que hay cosas muy buenas en el pop, todavía.
--Sí, sí, y una mierda pinchada en un palo.
--Bueno, si te vas a poner así...
--Y cómo quieres que me ponga. No es música, son las pastillas. Todos esos repulsivos festivales de verano, que son plataformas para vender droga en cantidades industriales. Música que en realidad es una banda sonora para el folleteo. Y qué fue de las viejas glorias de los ochenta. Los que tenían dignidad se retiraron a tiempo, pero..., ¿y los que aún siguen dando botes por ahí, haciendo bolos, y que quieren competir con los hiphoperos?
--Bueno, ya, en eso tienes razón, el pop tiene su tiempo y hay que saber cuándo te toca retirarte.
--Pues eso es lo que no se les mete, parece que no ganaron lo suficiente, porque ahí siguen. Y lo peor es eso, que no se dan cuenta de que son patéticos. Los músicos cultos son para toda la vida, los compositores componen hasta que tienen fuerzas, mira Carter, con cien años y sigue en activo, pero los poperos y demás fauna, ésos que se retiren a los diez años o son cadáveres ambulantes. En realidad la escena pop es un circo de zombis drogados. Y qué decir de los del rap, esa gentuza que no se quita la gorra ni para dormir, que se hacen llamar musicos, que apenas tienen veinte años y ya están sacando discos, qué decir de los DJ's, que antiguamente, cuando yo iba a las discos, eran unos pringaos, y ahora son los reyes de la pista. Y esos se hacen llamar músicos, y hablan de que la calidad de la música reside en la mezcla, en la fusión de estilos. Porque para ellos el estilo es como la marca, consumen música como consumen marcas de ropa o de calzado o de coche. En fin, qué manada pornográfica.
--Y yo que quería que me hablaras un poco más de esas presentadoras, y al final, dale, siempre con lo mismo, la manía de destripar todo lo que te molesta.
--Bueno, qué quieres que te diga. Me gusta Ana Sterling, tiene una voz susurrante, me quedo medio dormido, veo las películas, realmente las veo, la otra también me gusta, y el tío, un tal Mazas, pero ella, ella es la VOZ.

Etiquetas:

3 Comments:

Blogger Agurdión said...

Curioso, curioso... hace nada he visto también Barry Lyndon, una de las pocas de Kubrick que me quedaban por ver. Y me ha parecido fantástica; en particular, la selección musical es genial. La agonía del hijo de Barry, y la poderosa transición con el funeral de la mano de la zarabanda de Haendel, fueron para mí secuencias brutales y conmovedoras.

Hablando de Kubrick, ayer quise ver Lolita, impulsado por todo lo que hablamos estos días. Yo creo que hoy en día hay una serie de clichés infames, promocionados por personas con escasa capacidad de reflexión, que son los que motivan que recaigan tantas sospechas de depravación sobre los discursos de este tipo.

Mira, estos días estoy leyendo Las partículas elementales, de Houellebecq (es la primera vez que me meto con este autor). No puedo estar más de acuerdo con él cuando hace referencia a la decisiva importancia que tuvieron para nosotros puntuales momentos de la adolescencia. Momentos que, vistos por un tercero, tal vez sería poca cosa. Lo que quiero decir es que muchos de nosotros tal vez nos hayamos enamorado una vez con 16. Como consecuencia, las características (visuales, olfativas...) de aquel objeto de deseo pueden no remitir nunca en el resto de nuestra vida, como patrón que determina nuestros afectos. De la misma manera, nuestros odios siguen encarnados por el mismo tipo de personas. Resumiendo: la adolescencia nos pesa siempre. Si una vez hallamos algo hermoso en una amiga con 16 años, ese sentimiento tiene que persistir por fuerza como un sustrato común al resto de nuestra vida, a mayor o menor escala. Se trata de un sentimiento perfectamente digno.

Un saludo.

3:01 p. m.  
Blogger Mike said...

Barry Lyndon la vi hace ya varios años y me encantó. Pese a durar lo que dura, no se me hizo larga en absoluto...

Pero bueno, para mi que soy un enamorado de Kubrick, que una de mis favoritas es 2001, sólo tengo buenas palabras...

Si he de quedarme con voces me quedo con: La de Micaela nosequé, la musicóloga que tiene algún programa por las mañanas en radio clásica y que de vez en cuando oigo para estudiar, o la de la chica que hace La Noche Cromática. Ah, y la del gabacho de Música de Nadie... Bueno, y también la del hombre que presenta el programa de ópera los Lunes...

De Houellebecq tengo pendiente leer "Contra el Mundo, Contra la Vida"

3:30 p. m.  
Blogger lukas said...

Pues es verdad lo que dices, Agurdión, hasta el momento todos nos han dicho que era la infancia, que era la que nos marcaba, pero vamos a ver, ¿qué recuerdos seguros tenemos de nuestra infancia?, recuerdos que sean nuestros, no que nos lo hayan contado. En cambio, de la adolescencia, de los 14 a los 17 o así, lo recordamos todo como si fuera ayer--porque fue ayer, sin duda. Yo recuerdo con viveza cuando vino la profesora de filosofía, era en 3º BUP, y la verdad es que me enamoré, a mí me gustaba ya ese tipo de mujer, intelectual, menuda, con un físico que nada tiene que ver con las mujeres de las revistas porno que hojeábamos (sí, cierto, Carla Bruni dice que no hizo fotos porno porque no tiene cuerpo para eso). Y ella estaba ya casada, o junta con un tío, y fui a su casa y bla bla bla... Enseguida, lo típico, la psicóloga del instituto que me llama, a su vez advertida por la otra, y me dice que esto y lo otro. O sea, que yo era un perverso o algo así, porque me gustaba una mujer mayor y no una estúpida de mi edad, hay que joderse. Bueno, pues ese patrón ya iba a ser fijo en mi vida...

Houellebecq, cuánto tiempo, la verdad es que me queda por leer "La posibilidad de una isla" y algunas cosas más, pero siempre me pareció, cuando lo leía, que era el mejor de los que escriben ahora. Como dice las cosas que nadie quiere escuchar, pues hala, todos le odian.

Mike, no soporto la voz de MIcaela, me gusta algo más la de María, de La noche cromática (aunque me gusta más ella en persona), y claro, el ausente Mamou de la noche de los domingos... En fin, si vuelvo al francés, ya te lo comentaré.

8:49 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home