jueves, octubre 02, 2008

Hace 35 años

Justo ahora, que empiezo a notar cómo un nuevo episodio de depresión se cierne sobre mí, y me entrego de nuevo a la bebida y a las malas calles (también conozco a gente interesante de todo el mundo, al menos de toda esta Europa podrida), justo ahora, digo, escucho un programa de Documentos RNE (el mejor programa de esta radio pública, sin duda), a través del podcast de su web. Y es que hace ahora treinta y cinco años, en septiembre de 1973, justo el día 23, moría en Chile Pablo Neruda, el mayor poeta del siglo XX, al menos el más exuberante en su lengua, el más épico y también el más romántico y el más comprometido, aunque su compromiso con el Partido Comunista no gustara a todo el mundo. Este programa ya lo pusieron en marzo de 2004, y ahora lo vuelven a emitir, y gracias a las nuevas tecnologías lo puedo escuchar algunos días después, porque ese día no podía, estaba yo en otras cosas...

¿Quién fue Pablo Neruda?, él no se llamaba así, su padre no quería que su hijo fuera poeta, sino un hombre de provecho, como todos los padres quieren con sus hijos, a no ser que tu padre sea Paul Auster, entonces puedes ser una zorrita que canta y pasa modelos y la va de bohemia guay del paraguay; pero si te llamas Ricardo Neftalí Reyes, entonces tienes que ser abogado o ingeniero o algo así. Pero nuestro hombre cambió el rumbo familiar y decidió dedicarse a la literatura, a la poesía, que es algo que no sirve para nada, para nada si eres poeta esteticista, pero para mucho si eres un poeta de la vida, del mundo entero, y cantas el Universo con versos encendidos, como él lo hizo, que tomó su pseudónimo de un poeta checo, Jan Neruda, que seguro que salía en aquel libro maravilloso de otro Premio Nobel, Toda la belleza del mundo.

Lo bueno de este programa de Elvira Marteles es que es como un collage de ruidos, música, poesía y testimonios de amigos y conocidos, de Hernán Loyola y de un periodista argentino que estaba por allí, y de la mujer del ministro de Justicia de entonces... Se reconstruye ese septiembre negro, desde el golpe de Pinochet hasta el funeral-manifestación improvisada. La gente se lanza a cantar la Internacional mientras siguen los saqueos y las calles se llenan de muertos, empieza la época más terrible, yo era un crío, nací en un tiempo interesante, que dicen los antiguos chinos. Pablo estaba ya muy enfermo de su cáncer de próstata, pero el saber lo que estaba pasando lo hundió más, una crisis de ansiedad que fue la que aceleró el proceso, la pobre Matilde Urrutia lo sabía, ella tan amada parasiempre. La casa de Santiago fue destrozada, saqueada, convertida en un pudridero. Y sin embargo, en las calles, volveré a pisar las calles nuevamente, Víctor Jara es asesinado, Salvador Allende hizo lo que tenía que hacer... Y los poemas encendidos se suceden en la voz triste, quejumbrosa, del maestro...

Y recuerdo a una actriz-cantante argentina que en aquellos días de Málaga, cuando la ciudad todavía no estaba tan emputecida, vino a vernos y nos cantó a José Martí, yo soy un hombre sincero, de donde crece la palma..., y también cantó a Rafael Alberti y a Rosa León... Fueron días de dicha, y no sabía nada.

Ahora, mientras camino por las calles, las plazas vacías, los pájaros muertos en la cuneta, escucho a esta gente, como Iri de Rumanía o Piotr de Polonia, gente que me cuenta su historia, su vida amarga, un trabajo una ilusión, yo perdí a mi novia, yo era guardia civil y ahora soy un segurata en un almacén en las afueras de Sevilla, bebemos sangría y cerveza de lata y comemos pollo frío con un pedazo de pan, unas aceitunas, las viejas historias, las cicatrices

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.

(Walking Around)

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