jueves, noviembre 06, 2008

Vulgaridad

La elección es vulgaridad o soledad. Schopenhauer odiaba a las mujeres, Cabrera Infante no soporta la soledad. Falsas rubias, cursilería, poetas o aficionadas a Eliot, Ezra Pound o autores sudamericanos, mujeres peludas, mujeres sin depilar (faltaba mucho aún para el porno dorado de los ochenta), mujeres que se quejan, que no son vírgenes, ¿hubo alguna vez ochocientas vírgenes? Soportar todo este teatro para no estar solo. Yo también lo intenté, lo intenté y salió mal, siempre hay un fracaso, un descalabro, detrás de cada sonrisa. Cada historia se vive dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa. Me encuentro a Wen la primera vez y es todo sonrisas y lágrimas, de amor, de deseo, los besos en el coche, la noche más hermosa; la segunda vez ella se burla, ella no quiere besos, la zorra de su hermana, con su triste enfermedad (ojalá ya esté muerta), nos separa, como si fuéramos algo anormal, algo que hay que apartar, yo, el Apestado de Notre Malagá. Con la otra no es mucho mejor, lo que empieza con una caminata bajo la lluvia termina en un juzgado, caras largas, ambiente funeral antes de tiempo, todos de negro ahí enfrente, dispuestos a sentenciarme (¡no podréis cogerme, cabrones!). Ya no quiero más ese juego, esas babas, esos vómitos porque no sabe chuparla y dice que se ahoga, no sale hacer la felación, y encima tampoco se deja besar en la vulvaridad, no quiere que le manosee el chumino, que es suyo y sólo suyo, como su casa, no debes olvidarlo nunca. ¡Las tonterías que hice aquella temporada, persiguiendo, y sin jazz de fondo, a la falsa francesa, la que vivió en Bourges, sin música electroacústica! Pañuelos perfumados (con Wen el tesoro era una camiseta mojada en el mar), regalitos, besos ardientes, en secreto, todas las calles sucias de esta Málaga de mierda, antes del diluvio. El novio celoso, una mala película de aquellos años, Eloy de la Iglesia, qué sé yo. En el Parque Picasso viene llorando, que el novio ha visto su diario, en donde hablaba de mí, de nuestros amores desgraciados. ¡Peor que las hermanas Brönte! ¿Cómo seguir en esta payasada? Internet es frío, hay corridas virtuales, hay porno, hay mujeres que saben lo que hacen, el amor es el noveno pasajero, no llames, ella lo tiene desconectado, está en la tercera fase con un encuentro extraterrestre, ahora es mejor dejarlo, ella tiene un crío, un incesto, una polución. Luego viene por fin la calma, después de muchas películas, todas falsas. Con el nuevo siglo se acaba el viejo cine, se acaban las ficciones, ahora todo es real, todo es simulacro, ya no hay celos ni llantos ni nada. Métete en el culo sucio tus consejos sobre mi futuro, que es mejor que me busqueunaparejaquemehagafeliz. Se acabó, this is the end.

Andrés Ibáñez :: Oscuridad

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