lunes, mayo 18, 2009

Antipop

Los libros para todos son siempre libros que huelen mal: el olor de las gentes pequeñas se adhiere a ellos. En los lugares donde el pueblo come y bebe, e incluso donde rinde veneración, suele heder. No debemos entrar en iglesias si queremos respirar aire puro.
(F. Nietzsche, Más allá del bien y del mal, El espíritu libre, # 30).

Es lo que decía Javier Marías en un artículo reciente, que ha podido caer en bajezas de mal gusto (de gusto vulgar) menos en literatura, ahí no se rinde a los títulos de moda, y juega con los títulos de varios.

Habría que cambiar "iglesias" por "centros comerciales", y la cita sigue siendo válida.

Matthew Shipp tampoco es el típico pianista de jazz, ataca los clásicos con la misma aspereza que un pianista que aborda una obra de Stockhausen o Boulez, por momentos parece que escucháramos Klavierstücke IX, pero el tema se llama Angel Eyes, o bien es East Broadway Run Down, y uno piensa que no todo está inventado...

Derek Bailey también conoce algunas baladas, pero no reconocemos la melodía...

Brad Mehldau en el Village Vanguard con su trío de entonces, ahí sí que nos recuerda a la tradición...

Y luego Bill Evans en el Birdland, en marzo-abril de 1960..., el presentador dice los nombres, en el Village se escucha el tintinear de los vasos, murmullo, luego se apaga, y del otro lado, alguien susurra un nombre de mujer, pero ya no existe.

Etiquetas: