jueves, mayo 14, 2009

Embrujo (II)

Hay un embrujo en Facebook, algo que te hace adicto a esa red, aunque haya quejas por su intromisión en la privacidad de la gente, pero a fin de cuentas, somos los usuarios los que podemos decidir lo que queremos dar y lo que no. Leí este artículo de Elvira Lindo antes de entrar en Facebook, y la verdad es que es lo mejor de Internet en estos momentos. La blogosfera ya no es lo que era... Del autismo a los salones repletos de gente. El ¡Hola! de la masa, pues vale.

Y en la parte de atrás de esa caseta de chapa en donde los ángeles malagueños de la noche tienden una mano a los que viven en la calle, alguien ha garabateado:

ESTEFANÍA
PIJA KOMEPOLLAS
NO VENGAS +

En otro muro, alguien ha pintado:

ABAJO TUENTI
NO A LAS REDES DE CONTROL

(quiero hacer una foto)

Y llega la noche víspera de San Isidro, la gente se prepara para la romería de mañana. Hay ruidos que no sé descifrar. Mujeres con un misterio raro. Art Zoyd, Berlin, un disco más raro todavía. No puedes llegar de golpe y pretender que ya lo sabes todo. Cuenta, anda. Sentado, las tres de la tarde, Bruce Chatwin perdido en la Patagonia, ¿tienes hora?

Lo peor es descubrir que cumplir años es ir desgastándose, lenta, inexorablemente. Ya no sabe la cerveza igual que aquel primer trago de cerveza. Ya no huelen las rosas como antes. Las hormigas, el agua de una acequia, ya no te hipnotizan. Te vas muriendo lentamente. Los placeres adultos no relajan, cansan. Todo es con dinero, el dinero apesta. Las mujeres pierden atractivo, cuando has visto películas porno, todas lo hacen igual, ¡si al menos se pudiera follar con una de otro planeta! Y los muertos rondan, con ese ansia habitual, porque no pueden soportar a los vivos. Kafka ya lo sabía, el medio espectro.

Etiquetas: