jueves, junio 14, 2007

La Era de los Pijos

Ahora todo se celebra, todo cumple veinticinco años, entonces era 1982 y yo era un niño, tenía lugar el Mundial de España, de fútbol, y la mascota era Naranjito, y también hubo la guerra de las Malvinas, y ellos las llaman las Falklands, y en la portada de un suplemento inglés aparece una pareja de isleños que dice que si un argentino se acerca a su finca, le darán fuerte; murieron seiscientos jóvenes soldados argentinos, jóvenes reclutas, y doscientos o menos ingleses, perros piratas de mierda. La patriada les salió cara a los carapintadas. Ahora todo eso parece tan lejos, tan remoto, como mi infancia de los ocho o diez años de entonces, los juegos, los cromos, el fútbol cuando no era un macronegocio y un espectáculo de liga de las estrellas, porque ahora todo lo de entonces se ha rodeado de un puerco halo de glamour, el viscoso brillo del dinero, que apesta. Ahora mis contemporáneos son unos pijos de mierda con los que no quiero saber nada, son family man y mujeres gordas y llenas de oropeles, mujeres independientes, prácticas y cínicas y su serie favorita es Sexo en Nueva York, y toman pastillas y hacen botellón o van a las islas a resorts en donde no hay guerras. En 1982 todavía se veían seiscientos y Simcas 1000, esos coches en los que era un fastidio follar, y las canciones tenían un aura de poesía y estaba la movida aunque nadie se enteraba de eso porque todo el mundo sencillamente vivía. Ahora los de mi generación están muertos, aunque aparentan la vida de los animales de pantalla, la gente virtual que se pasea por las pantallas y las fiestas de clubes de playa. Me he quedado fuera, ya lo sé, no tengo un coche brillante ni un iPod ni siquiera tengo aire acondicionado ni barbacoa ahora que llega el buen tiempo ni un todoterreno, ahora que todos los pijos de la costa manejan uno y tal vez dos. Ahora voy a salir a la calle, el aire en la cara, las manos en los bolsillos.



Suena un Mozart menos grave, un piano, y en la noche la música radical de 1971, cuando Pijolandia era una cosa del mundo remoto, cuando España era un país decente.

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