lunes, junio 15, 2009

Adiós a la literatura

Así como Cioran escribió su Adiós a la filosofía, yo estoy pensando en escribir un breve ensayo titulado Adiós a la literatura. Si el cine ya murió, la literatura es un cadáver, o un zombi más bien, porque es un muerto viviente, alguien que se mueve a trancas y barrancas por los cenagosos pantanos del mercado en donde sólo cotizan novelas históricas, la dichosa novela negra escandinava o títulos "graciosos" con los que se podría escribir un buen chiste, si acaso. Le Clézio ha ganado el Nobel, pero no vende, dice su editor. Sebald está muerto, Bolaño está muerto, Coetzee ahí va... Al surafricano no le interesa tampoco mucho la ficción, y a quién le puede interesar ya, cuando ha sido copada por historias banales, en este tiempo poshistórico en donde todos los sacos están podridos, y todo vale. Para qué leer ya. Mejor ponerse, de una vez y en serio, con esos libros de ensayo, como el fascinante bestseller Warped Passages: Unraveling the Mysteries of the Universe's Hidden Dimensions, de Lisa Randall, que se puede encontrar en dos editoriales inglesas, y sobre el que Hèctor Parra ha creado una ópera llamada Hypermusic Prologue. An projective opera in seven planes, en la que ha colaborado intensamente la propia autora.

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jueves, junio 11, 2009

Todo fluye

El jazz es como un pájaro que migra, Rayuela, capítulo 17, parte final; Cortázar se compra una trompeta para tocar como Clifford Brown, pero no lo consigue. Qué se escuchaba en otros siglos, me pregunto en la noche, qué corazón latía cuando no había blues... ¿Le gustaría a Cortázar Uri Caine, John Zorn, Ralph Alessi, Dave Douglas, la voz emocionante de Susanne Abbuehl? Yes, is a pleasant country...

yes is a pleasant country:
if's wintry
(my lovely)
let's open the year

both is the very weather
(not either)
my treasure,
when violets appear

love is a deeper season
than reason;
my sweet one
(and april's where we're)


e.e. cummings

Y me acuerdo de ti, de aquellos días ya idos del todo, cuando todo era más sencillo y no había internet y tal vez incluso, no lo sé bien, no había democracia, pero jugábamos sobre la alta hierba y éramos príncipes de un pequeño reino junto al mar, y las flores nos susurraban su nombre, todo más sencillo, los trenes de juguete, los barcos de vapor, las casas que se internaban en lugares imposibles, cajas de cerillas mojadas que escondían un secreto, el rumor de las olas y las cañas que trajo la tormenta, la sangre de otro poeta muerto, el barranco tenía el secreto, los dedos manchados de moras...

Me pregunto, mientras suena Monk, alrededor de la medianoche, o es abril en París, ya no sé, me pregunto si aún es tarde, para rescatar este cariño, decir amor es apelar a las palabras de adultos, que no conocemos, decir por ejemplo ven duerme esta noche conmigo, un día en que no haya que levantarse temprano porque no hay más días y noches, sólo un frescor infinito, los árboles que menea el viento, una película de Godard en el iMac, los vasos fríos por el hielo, un Ribera del Duero ya vacío, y todo ese silencio que desea ser roto, ven, permanece, pero es imposible...

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