martes, septiembre 30, 2008

Coleccionar el mundo

A través de un artículo de Garriga Vela en el diario Sur de hace ya unos días o semanas (con esto de la prensa escrita pierdo la noción del tiempo, como con tantas cosas), descubro la figura de Burton Holmes y sus Travelogues, ese género entre lo literario y lo social "culto" que él mismo inventó y con el que tanto éxito tuvo. Y a los pocos días estoy en una biblioteca de Madrid y veo, sobresaliendo de un estante en la sección de Viajes, el enorme volumen de Taschen, cuidadosamente editado como es su costumbre, y lo cojo (sólo se puede consultar, obvio) y me siento un buen rato para hojearlo y detenerme en sus maravillosas fotografías (las más antiguas, en B/N coloreadas) y en los textos, que son extractos del original, los numerosos volúmenes de Travelogues del norteamericano. Y viajo, de esta manera, desde Canadá a China, pasando por Austria, Dinamarca y muchas otras regiones que por entonces todavía tenían ese halo de éxóticas y llenas de encanto. Como bien dijo el mismo viajero, él poseyó el mundo entero, de la forma más sutil, atesorando en su mente las miles de imágenes de todos esos viajes encantados, un tesoro que no conlleva codicia ni los infinitos problemas de los tesoros materiales de sus conciudadanos. Y me tengo que ir, bajo lentamente en el ascensor, van a cerrar dentro de poco, y el mundo y Burton Holmes se quedan ahí, en los infinitos espacios de la imaginación.

Estoy en un espacio diáfano en la tercera planta del edificio de Telefónica, viendo una exposición que se titula En tierras extrañas, de Axel Hütte, un fotógrafo que ya conocía, de haber visto sus fotografías en la Galería Helga de Alvear, si no me equivoco. Esta vez trata de re-crear el viaje hacia mundos extraños, llenos de una rara poesía, de los viejos descubridores, rumbo al Nuevo Mundo a través de las encantadas Islas Canarias (los paisajes de Lanzarote o La Gomera realmente parecen sacados de una novela de SF). En sus enormes cuadros Hütte trata de abstraer el paisaje creando un territorio vasto y lleno de eso que en otro tiempo se llamaba el sentimiento de lo sublime. La serie Aranjuez es abstracción de agua y vegetal; un incendio en Nuevo Mexico es realmente una escena infernal; la selva venezolana es territorio todavía sin hollar, una jungla donde el hombre no se aventura más que con espanto. Hütte es el último romántico.

Coleccionar fotografías es coleccionar el mundo, dice Susan Sontag en el umbral de otra exposición, en la Fundación Mapfre (General Perón, 40, Madrid). Fotografías de norteamericanos como Harry Callahan o Diane Arbus (los mejores retratos de una época, los años sesenta), testimonio de un tiempo ido pero que ahora regresa, delante de los ojos de los pocos espectadores que por allí deambulamos. Todo un espacio lleno de vida y color, Estados Unidos como una vivencia común de la mente universal, Nueva York como la capital del mundo, antes de las turbulencias... Un B/N que está lleno de colores, rostros que nos dicen algo, o que callan (como en Callahan).

A través de estas fotografías, estos días, yo también he coleccionado el mundo.

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miércoles, septiembre 24, 2008

Perras

Estoy sentado cerca de la estación de autobuses, haciendo tiempo, esperando que llegue la hora que nunca llega, he ido dentro antes y apenas me senté se me acercó un tipo renqueante que apesta a vinazo, hay una mujer que está con él que se sienta donde el extraño ficus donde antes la gente echaba sus colillas, me pide cincuenta céntimos, me tengo que ir porque no soporto el pestazo, y cuando estoy fuera a la intemperie sobre el banco de madera de la mala muerte se me acerca una yonqui por detrás que me llama cariño y me enseña unos vaqueros, que diez euros, luego cinco, luego tres, luego lo que yo tenga, le hago gestos inequívocos de que no le voy a comprar nada a medianoche en el jardín del bien y del mal, que me he gastado todo el dinero en putas como ella, pero no lo entiende, los vaqueros son en realidad de mujer, me levanto y me voy a un banco más a la derecha más cerca de la carretera, los malditos coches de la madrugada, los que van de juerga van de putas, en Sevilla han colocado grandes carteles para desalentar y tratar de culpabilizar al cliente de la prostitución, estos políticos de pacotilla se olvidan que muchas veces son los clientes bondadosos los que consiguen sacar a una puta que está metida en una red de prostitución, pobre esclava sudamericana que ha sido traída engañada pensando que aquí va a trabajar y se hará rica de la noche a la mañana, cuando por fin se entere de la condición de Occidente (un gigantesco puticlub), ya será demasiado tarde y estará en el Pub Consuelo, en el Club Titanic, en Kiu, en Scándalo, en cualquier tugurio del Polígono San Rafael, donde los coches circulan despacio en círculo cerrado donde nunca llueve, el polvo de estrellas era todo mentira, PRADA eyewear, todas mis fantasías se fueron por el desagüe, porque todas las canciones se han rayado, y todos los libros dicen lo mismo, que vamos a morir, pero todavía no, y mientras tanto, en lo más alto, se arman a tope y en plan gigante pues lo único que temen es que el otro se adelante, y mientras en África alguien lanza una piedra y va a caer trescientas horas después en la Playa de los Cristianos, o en Motril, cayuco va y patera viene, vienen niños, mujeres y parturientas, un avión a Gambia, un avión que regresa con los mismos hambrientos, en Occidente hay comida para todos, hay trabajo para tu madre y para tu prima, hay puticlubs en cada esquina para los ociosos e inútiles europeos, estos alemanes que están hartos de todo, Hitler tenía razón, hace falta un pueblo sobre todos, mientras ella se regocija y se vuelve a poner los auriculares y mira las fotos en su pantallita del mp4, han salido guay del paraguay, hay un rap, ha llegado la FNAC a Málaga, ¡hagamos un concierto!, Facto delafé y las flores azules, rap del bueno, tío, hay un caballo que al pasar por tu vida la hierba no vuelve a crecer, me voy adentro, ya falta menos para la una, cuando sea la hora del lobo llegaré al puticlub, me hartaré de vino, pensaré en Francisco Escalero, el mendigo asesino, sediento de sangre, obedece a la voz, la fuerza interior, mendigos hartos de cartones de vinazo, de pastillas, se masturba frente a cuatro cadáveres desenterrados y si lo deja es porque ni él mismo puede ya soportar el olor, cerca de la Almudena me crié, ahí tengo yo mi alimento, piensa Escalero, mientras la fuerza viene otra vez, cuando con su compañero de albergue, ahí, tan cerca del cuchillo goteante...

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lunes, septiembre 22, 2008

Hay una forma de parar el tiempo

Sucede que leo un artículo de Manuel Rodríguez Rivero en donde habla brevemente de un cuento de Tobias Wolff, algo de una bala en el cerebro, que entra a trescientos metros por segundo, y entonces, al rato, como suceden estas cosas, miro en la estantería, W, y veo que tengo un libro de Tobias Wolff, y se llama De regreso al mundo, que es una colección de diez relatos, y los empiezo a leer el mismo sábado por la tarde, y me empieza a gustar, me gusta mucho, y ya el domingo sé que es la mejor colección de cuentos que he leído en mucho tiempo, Wolff tiene una manera de contar los sucesos, las cosas mínimas, triviales, y a través de ellas mostrar una vida entera, una vida fallida, errores de cálculo, errores más graves, el trauma de haber estado en Vietnam, la lucha por meterse en la vida, un joven que sueña con ser escritor y presta atención a una conversación en la mesa de al lado, ¡una historia que se interrumpe, de la que nos sabremos el final!, como tampoco sabremos qué pasó en el desierto, de camino a Los Ángeles, como no sabremos el momento de nuestra muerte, cuándo llega, y por qué.

La radio, siempre algo nuevo, siempre lo mismo en realidad. Stockhausen, qué piano tan aburrido.

Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, en la radio, qué voces tan monótonas, qué parábola tan insufrible.

No hay nada que me satisfaga.

No salgo de la habitación más que para comer. Pero no hago nada, dejo pasar el tiempo. Naderías. Algunas sinfonías de Beethoven, en viejas grabaciones. Todo esto aburre, cansa, no significa nada. No hay noticias, sólo el maldito deporte.

En Radio 3, la monserga africana de Lara López, ¡un jazz africano, un pianista que sangra por los nudillos, una música para bodas y funerales, Kalashnikoff!

Hay gente, pero está en otro mundo. Hay cenas, pero son para otros. La palabra "puta", la palabra "prostíbulo", se me aparece diez mil veces al día, no puedo dejar de decirla mentalmente, aunque sé que ya no significa nada, y sin embargo. "Hazte un porno", me dice alguien, a quien no puedo verle la cara, me muestra a Jena Jameson o algo así, es la actriz porno, la felatriz más famosa, la que gana más dinero, luego viene la negra que está con el de Verano Azul, tatuaje en la teta, una rosa es una rosa es una rosa, gente que repite siempre la misma frase, hay un caballo que al pasar por tu vida, la hierba no vuelve a crecer, gente con los ojos desorbitados, gente follando en una habitación que apesta a tabaco frío que echa para atrás, gente con la consola echando chispas, se inyecta algo, algo como matarratas, luego alucinaciones en la Tierra Media o en Interzona, hay un insecto en la cama que se abre la panza y tiene conguitos en vez de algo verdoso y podrido, hay una negra despatarrada que se mete algo naranja, tienes ojos de caballo, la yegua se tiende sobre el pasto, hay hombres que vigilan en las esquinas y fuman sin parar, con la colilla que tienen encienden el próximo va ganando el Barça al Sporting de Gijón 4 a 1, me acuesto, mi padre me muestra algo que hay a lo lejos, es el mar, alto y salvaje, hay un cordón policial, alguien se habrá suicidado, yo miro a la izquierda y veo a mi padre, allí arriba, inalcanzable, mi padre a los cuarenta y pocos, en su esplendor. Despierto con una sonrisa.

Gracias.

jueves, septiembre 18, 2008

Hay una forma de cambiar el tiempo

Pongo la radio y está sonando Nacha Pop

No me da miedo lo que tú me digas,
ni esas historias del más allá,
sólo me asusta escuchar
los relojes en la oscuridad.

No cambiaría jamás
este universo informal.


y me traslada la música, la letra de la canción, su ritmo particular, a los años de la dulce juventud, años 80, cuando era feliz y no lo sabía, o eso me parece, y de repente aparecen por la biblioteca Thomas y su amigo (¿Ewin?), que buscan en alguna enciclopedia resolver una duda (si Argentina tiene mar por alguna parte; al final, Thomas sale sonriente, "he ganado", me dice susurrando). Es de noche y vamos a Lhardy, ese lugar de los ochenta en donde nunca entré, y de repente estoy en el interior de una vieja casa con muchos tabiques y los muros desconchados y siento un escalofrío, porque es todo muy viejo y sé que hay presencias que inquietan, pero

Voy caminando hasta la Ermita y allí están ellos, yo con la bolsa de periódicos y ellos con la cerveza metida en la bolsa, es el crepúsculo, o es el amanecer, y busco desesperadamente un servicio, y delante se me cruza esa tipa odiosa de Psicología Social, luego en el interior hay un tipo enano chorreando orina en el suelo, no sé cómo hacerlo, el WC está en alguna parte, perdido, como los Objetos de Hace Tiempo.

Si pones la radio, es Radio Fernando Palacios, todo chirría como una puerta vieja, de los años 80, hay una forma de irse de aquí, si abro la puerta descubro que ella se está duchando está llena de jabón, pero no es excitante, el pasado es una pesadilla que se recuerda con viveza.

No cambiaría jamás.

No creo en la bondad de los desconocidos (si son franceses), ingleses a lo mejor...

No hablo con nadie, me paso días encerrado, sueño que es un monasterio, tengo ganas de escapar y a la vez de hundirme más contra el suelo. Hay un zumbido en un extremo cerca del techo, no sé qué puerta es la correcta, no hay amigos, hay que caminar.

Sé que te irás, como todas. Mis problemas con la mitad de la humanidad. Las mujeres sólo quieren una cosa, el dinero, la paz, el crío, la ropa, las luces de colores, un aroma, una vela que nunca se apaga, una iglesia, un polvo, una película de llorar, una mano enemiga, una puerta trasera, vídeos porno non-stop, hay que hacer algo, pero todos los agujeros son calientes peludos y asquerosos.

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lunes, septiembre 15, 2008

Una casa de putas

Me encuentro a un conocido con el que charlo un rato, él habla casi todo el tiempo, es su manera de ser, habla y habla y encima dice verdades como puños, pero la frase que más me gusta, y que se me queda grabada toda la tarde dichosa de domingo es:

El mundo es una casa de putas,

Este mundo es una casa de putas.

Y la gente es estúpida, y me alegro mucho de ver en portada tragedias aéreas y gente a la que han quemado tras robarle, los polígonos industriales, qué lugares; y gente que se dedica a extorsionar a empresarios, ¡de Nerja, hay que joderse!, y también huracanes y desastres naturales, pero eso es inevitable, lo mejor es la ponzoñosa acción del hombre, su mano negra, su corazón negrísimo. Aunque haya avances, ¡la Ciencia!, siempre gana la partida esta tendencia al mal. El que siempre busca el bien pero siempre hace el mal...

Delante de mí van cuatro guarrillas que salen a tomarse un café en algún sitio, casi todas van fumando, detrás de mí viene otra, alguna tiene aspecto de algún país de la Europa del Este, pienso que por sus físicos, no pueden trabajar en un puticlub, así que les queda esto, trabajar en una cooperativa, almacenar aguacates y pimientos y demás. La vida mancha.

En el rastrillo veo una caja llena de DVD's polacos, películas polacas. Pura mierda envasada, que usted la disfrute bien.

Al final, el Real Madrid ganó al Numancia, siempre ganan los grandes, qué emoción...

Encerrado en la habitación de este domingo interminable, pienso en las vidas de los demás, quien no tiene vida tiene que llevar las vidas de otros, pienso en los que estarán follando a estas horas, pienso en que podría haberme pillado la peli de Lucía Lapiedra, pero dónde la veo, no tengo aparato, los aparatos son necesarios, los vibradores, los condones, el prostíbulo tiene que estar bien surtido. Y el lunes, otra vez al trabajo, hay que limpiar la casa, leo La metamorfosis de Kafka antes de acostarme, releo la vieja historia del hombre que se despertó convertido en un repugnante insecto, su pobre hermana, que toca el violín, le pone una escudilla con leche, como si fuera un gato, él quiere trepar al techo, ¡su dinero es tan necesario! Me da mucha pena este Gregor Samsa.

Pienso en Belle, en qué estará haciedo, en su vida más allá del tiempo, cuando los sueños duran parasiempre. Su cabello rubio, sus ojos azules, sus caballos, su hijo querido, las praderas infinitas de la tarde, las afueras de Granada, los álamos, los ríos de la memoria, donde no hay partidos de fútbol ni Nadal está en todas las pancartas, donde un amor es una suave caricia que se esfuma como el viento.

Pienso en algo que no duela, algo de música (pero es sólo ruido, a estas horas), una barbacoa en la terraza de al lado, una fiesta de sábado noche y domingo afterhours, pienso en Cristina y aquel beso de espuma de cerveza por el bigote, la lengua rosa gato, el vestido que se lo lleva la brisa de la tarde, sandalias verdes, dedos, uñas rojo sangre, los brazos lianas de la muerte, quiero que me aprietes más tira el móvil, la llave que aprendiste en kárate, una frase en árabe, diez mil palizas hasta que sangre.

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viernes, septiembre 12, 2008

Algo habrá que hacer

¿Qué quieres que le regale, vamos a ver?
¡Una mierda pinchada en un palo!
La verdad es que tendría que coger esos 50 € y buscar una buena puta, al menos pasaría una buena hora de placer, en cambio con esta puta del carajo, no hay nada que hacer, se pone ahí y quiere que se lo hagan todo, y además las cosas más comunes y vulgares, no se atreve a nada, se queda pasiva, idiotizada, como si estuviera viendo los dibujos animados de su infancia. Y no se puede hacer nada, ni decirle que vamos a ver una peli porno, porque enseguida le pasa como al resto de las tías vulgares y frígidas, que se piensa que es porque no me gusta ella, que prefiero a las guarras de la película, en fin, o tal vez se quiere hacer la protagonista y quiere ser ella la que esté del otro lado, puede ser, y venga comer pollas, toda una especialista entonces. No entiendo nada, y la verdad es que no tenemos nada en común, pero todavía queda un resquicio, ¡y una mierda! No hay un punto en común, un dichoso nexo, nada de nada, está todo perdido.
¿Que por qué no la he dejado ya? Porque soy un pobre diablo, el temor a la soledad, ya sabes, la vieja historia de los perros cansados. La verdad es que estaría mejor con cualquier otra, y pienso en Verónica, de Medina del Campo, su voz, su manera de gozar, su forma de vestir; o Laura, la de la radio, con ese gusto por el kitsch, la literatura infantiloide como ese Tim Burton de Chico Ostra, los cómics, la música british, todo ese pijerío progre. O tal vez tendría que haberme quedado con Cristina, la que estuvo en Islandia y me lo contó aquella tarde y me hizo trasladarme a esa región insólita, y aquellas croquetas tan deliciosas y aquel beso rechazado. Sí, vale, estaba gorda y era mayor y demás, pero a lo mejor la chupaba como ninguna, eso ya nunca lo sabré... Las mujeres son un asco, las putas por lo menos son un rato y punto, te hacen de todo, te corres, te quedas traspuesto, la vida sigue, hay un caballo que al pasar por tu vida, la hierba no vuelve a crecer..., ya sabes...

--¿Qué pasó con Isabel?
--¿Qué Isabel?
--La que decías que había dejado al novio, ¿o era el marido?
--María, quieres decir, Potrilla..., Belle, ¿no?
--Será...
--A veces aparece, pero es un río subterráneo, nunca está del todo, y sólo me quedan algunos momentos, alguna sesión de charla virtual, algunas fotos, una o dos conversaciones por teléfono, su innegable acento granadino.
--¿Por qué no la buscas?
--Sí, en el infierno... Esta vida es un prostíbulo. Habrá conocido a otros, estará enamorada de un poeta, Granada es su tierra, le dirá cosas divertidas, amables, ella lo besará, él se quedará traspuesto, la vieja historia. No me escribe, hay muchas putas deseando recoger los billetes, quiero el jodido dinero, dice la cantante y actriz mientras se llena la boca de fresas en el brunch del Ritz. Hay muchas verónicas que te harán perder la conciencia, hay muchas marías que te mandarán al limbo. Estoy solo, perdido, dolido, tengo ganas de destruir, pero no sé bien el qué, o a quién...

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jueves, septiembre 11, 2008

Física demente

--¿Y qué le parece el nuevo acelerador de partículas de Ginebra que empezó a funcionar ayer?
--Un timo, un verdadero timo. Y encima nos hacen creer que es algo que importa sobremanera a la humanidad entera, que de ahí saldrán importantes contribuciones para la medicina, la informática y demás, cuando ni ellos mismos saben qué es lo que va a pasar.
--¿Habrá provocación de agujeros negros?
--No lo creo, pero por si acaso, los muy cínicos hicieron la noche antes una fiesta del fin del mundo, fueron trescientos físicos al Pub Godiva y se recogieron a las dos de la mañana.
--¿Por qué se han gastado tanto en este nuevo artefacto, entonces?
--Para demostrar a todo que el mundo que ellos manejan el cotarro, que la ciencia es la única verdad, que fuera de la ciencia no hay vida. Pero esos mismos científicos llevan sesenta años ocultando la presencia de extraterrestres, que hemos sido visitados repetidas veces, lo dice un antiguo astronauta, un tal Mitchell, pero claro, la NASA lo desmiente. Dicen que lo hacen para aprovecharse de la ingeniería extraterrestre..., qué sé yo. No les interesa que salga la verdad. Tampoco en Ginebra interesa la verdad, por eso se esconden muy bajo tierra. A los medios dirán cuatro chuminadas, y ellos seguirán en su club particular.
--Una pregunta que no tiene mucho que ver con lo anterior: ¿por qué esa obsesión con las putas?
--Putas es lo que hay, ¿no? Últimamente me descubro leyendo las páginas de Relax de los periódicos en vez del libro que tenga en ese momento. Hay algo obsceno en todo ello, tal vez morboso, pero también me interesa la verdad que se esconde ahí. Hay una relación de las mujeres con su cuerpo, una relación sana, nada que ver con la de los hombres, que me interesa mucho. El otro día vi a una mujer que entraba en El Corte Inglés, pero la venía siguiendo hacía un rato, llevaba un vestido largo, ella era alta, noté que era de buenas carnes, tenía un culo impresionante, unas caderas de aúpa, una mujer de rompe y rasga, como dicen, la verdad es que era realmente morbosa, me imaginé sus carnes fuera de esa tela un poco anticuada. Hay muchas mujeres así en las calles, putas y no putas. Un anuncio dice argentina joven, desinhibida, guarrilla... ¡Guarrilla, lo dice ella misma! Y luego están los mil anuncios de travestis, como decía Baudrillard, el travestismo es la forma sexual de nuestros tiempos: un sujeto exhuberante, como esa mujer de la que hablé antes, que además llevaba un buen escote; un tipo que es más mujer que la mujer más pornográfica (también hay anuncios que dicen modelo actriz pornográfica, etc.); pero que está bien dotado, que tiene una polla larga y gruesa, todos dicen más de 20 cm, aunque estadísticamente los miembros de más de 20 cm son bien raros; y que encima tiene erecciones y eyacula, y encima es una lechada impresionante. Los hombres van de putas para ser chupados, nada más. Todo lo demás es anecdótico.

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martes, septiembre 09, 2008

Delincuencia

Me encuentro a Stefan de repente, como suele pasar y enseguida empieza a rajar de esto y de lo otro, mientras yo escucho, escucho su discurso incoherente pero de una belleza funesta y terrible, me gusta su forma de evadirlo todo, en primer lugar los pronombres, en segundo lugar todo lo demás, nunca se sabe exactamente de quién habla, lo importante es hablar de algo, sin dejar de mirar a todas las tías que pasan, las que están buenas y las menos buenas, de una que parece rusa dice que es muy blanca, luego le silba (le chista, quiero decir) a una que va en un coche antes de pegar la curva, ella lo reconoce y le devuelve el saludo, le pregunto que si la conoce, ¡que si la conozco!, 120 €, no veas cómo come pollas la tía, te hace unas mamadas que te dejan ciego, y yo ya no puedo pensar en otra cosa, dice que cada vez 50 €, o sea, que se la habrá tirado tres veces al menos, tal vez la última vez le hizo una rebaja, lo que importa es poderse imaginar a Stefan liado con esta tía a la que no he podido ver, verlos liados, él en el suelo o en la ducha o en la jodida cama deshecha y maloliente el cuartucho a tabaco rancio, venga que te traga, haciendo ese ruido de atragantarse, ese mete y saca luego, de fondo gemidos bestiales y mucha carne en una pantalla de 37'', Stefan la agarra por el pelo la tira al suelo se acuerda del jodido juez que le ha impuesto el pago de alimento del crío que tuvo con la rusa (bueno, de Georgia, es lo mismo); se piensa en los billetes de 500 €, venga contar manojos enormes, mientras la tipa no para de correrse y luego en la pantalla una negra recibe todo el chorro blanco y pegajoso, le tiran billetes dólares sobados y luego hay un fundido en negro y la otra se relame a gusto antes de meterse en la pileta de ducha grifos Grohe. Y abro el libro actual, que es Los hermanos Tanner de Walser (Siruela, 2003), y me gusta, me gusta este vagabundear de Simon, y la locura manifiesta de Klara, y cómo sólo quiere besos, besos pa' cenar y luego un morreo profundo, se dice en el anuncio: Dilatación anal, Masaje Prostático, la dómina ya da miedo, con ese modo de describir el asunto, yo prefiero algo más mundano, un viento de otoño que todavía no nace, un concierto en la radio, A Love Supreme Live at Antibes, julio de 1965, John Coltrane, ¿lo pillas?

Dice que en dos meses se puede ganar tres mil más o menos, que no está nada mal...

¿Con la mafia rusa? ¡Venga billetes de quinientos, y sólo tres mil en mano!

¿Cómo demonios me voy a comprar el nuevo portátil, y el equipo de música de alta gama, con esos miserables tres mil euros?

Cerca de la estación de autobuses, enfrente del Eroski, hay putas, putas que alguna vez tienen que salir a la calle, entonces me imagino lo que pasa dentro, en la asfixiante habitación, terciopelo azul. Stefan me cuenta que la brasileña está con un inglés viejo, que es de gatillo estropeado, y hace un gesto muy gracioso, tiene más cuernos el tío, pasa otro y dice que es un pureta (Nerja está lleno de puretas y de putas con viejos ingleses que las mantienen y son unos cornudos; Nerja está llena también de putos mantenidos por viejos viciosos, ingleses en su mayoría). Pienso en putas, putas en cada esquina, ¡putas, joder!

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lunes, septiembre 08, 2008

Catástrofe (II)

En cada cabeza humana se encuentra la catástrofe humana que corresponde a esa cabeza, dijo el príncipe. No hacía falta abrir las cabezas, dijo, para saber que en ellas no había más que una catástrofe. "Sin su catástrofe humana el hombre ni squiera existe", dijo el príncipe. El hombre, dijo, amaba su desgracia y, si estaba un segundo sin ella, hacía lo que fuera para recuperarla.
(Trastorno, Thomas Bernhard, Alfaguara, 1978, p. 159).

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viernes, septiembre 05, 2008

Catástrofe

Y por lo tanto, sigo leyendo a Thomas Bernhard aunque mucha gente piense que es un petardo insufrible, porque TB es un escritor que mueve, mueve la sangre o mueve la rabia que uno tiene, y sobre todo esta novela, Trastorno, que es un desfile sublime de engendros, a través de la mirada de un médico y su joven hijo. Estamos en Estiria, en la Austria rural, en esa región en donde no pasa nada que no sea horrible, catastrófico, terrible para el cuerpo y para el espíritu, que está conectado. Aunque todo este panorama pueda parecer desolador, en realidad es muy divertido, TB es un escritor humorístico, aunque su humor sea más negro que el carbón, aunque no sea un humor para todo el mundo. Fíjense por ejemplo en ese momento de los dos molineros, el marido y la mujer, los dos enfermos de las piernas, podridas, cada uno en su sofá, y el perro lobo rabioso en medio, rabioso porque no para de oír el griterío de los pájaros exóticos que hay en una jaula fuera de la casa, pájaros que acumuló un pariente que acaba de morir hace unas semanas. Hay que imaginar a este perro, sostenido ora por un enfermo, ora por el otro, yendo de un amo al otro, ladrando y agitándose, y los dos viejos impotentes para calmarlo; la solución es cruel pero no queda otra: hay que matar a todos los pájaros, retorcerles el pescuezo; y esa tarea la tienen que hacer los hijos y un trabajador turco al que han contratado, al que explotan, el extranjero sirve para eso. Al principio es una tarea ardua, luego uno se acostumbra. ¿A que es divertido?

Todos los pacientes están tocados, más que la parte física, tienen jodida la cabeza, la parte mental. La culminación será la visita al castillo de Saurau, el cual es dueño de casi todos esos territorios y por eso de alguna forma los domina a todos, también mentalmente; es tan loco como rico. Austria está podrida.

Thomas Bernhard, y luego Robert Walser, Los hermanos Tanner.

Veo tirado a la basura un cuadro de esos promocionales, dice Costa Mogán, Gran Canaria, es un paisaje verde, idílico. Pero hay más. Otros cuadros también cutres muestran fotos de aviones, de distintas compañías, puede que una sea Spanair. Da igual, ahora la gente tiene pánico a montar en un avión, sea la marca que sea, y eso me regocija, me alegra muchísimo. ¿Qué os pensábais, imbéciles, que volar era seguro?

JAJAJA.

Y dicen que es un milagro, los que se salvaron. Y dicen que es algo diabólico, los que perecieron. Pues no. Es que a unos les toca, a otros no. Azar, impredecible. No podéis controlar el azar, gilipollas. Un mendigo alemán, o checo, cerca de la calle Mayor, Madrid, domingo por la tarde, una maratón, la policía, un policía canijo y débil mental, no hace nada pese a que el otro atruena más que los altavoces putos del Ayuntamiento que ameniza la carrera con sus pedorretas oficiales. El alemán o checo no para de chillar la única palabra que sabe de castellano, GILIPOLLAS, con un acento asqueroso de Europa central. Es lo malo de esta puta ciudad de Madrid, de la que Javier Bergia no para de quejarse: ha sido invadida por chusma de Sudamérica, por chusma de China, por chusma de todo el mundo. Actualmente no hay una ciudad en el continente más chusmosa que Madrid, por culpa de la dejadez de los políticos y la gente normal que no hace nada por rechazar esa invasión asquerosa. Y así, si uno se mueve hacia el sur-suroeste, ya no puede respirar, ya no puede ir por la acera, porque todo está plagado de panchitos, palakawinos, chinos-todos-iguales, sudacas que van haciendo eses y que luego matan a sus mujeres y que se quedan toda la noche de jarana en la plaza, y ese reggaetón que es la cosa más imbécil del mundo.

Alivio al dejar Usera, alivio al entrar en Caixaforum. Pero allí descubro que hay otra plaga, más pequeña, pero no menos insidiosa: NIÑOS. En la exposición de Chaplin no tanto, pero en la de Mucha, hay que joderse, los padres a lo suyo y los niños a lo único que saben, chillar como pajarracos, pasar entre la gente sin respeto ninguno, los niños son bestias indecentes, inconscientes, todavía les queda mucho para civilizarse, y es difícil que esta generación lo consiga.

Y si vas al cine, puede que sea para jugar a los videojuegos. El cine ha muerto. Entramos a la Filmoteca del Cine Doré y hay un ambiente deprimente de domingo noche, de fin de mes y fin de vacaciones, y sin embargo, todavía queda una chispa, aunque no sé dónde.

En la estación de autobuses veo que pasea en esta dirección una chica que lleva unos minishorts verdes, verde manzana, y unos zapatos del mismo color, con algo de tacón. Resalta la carne. Pienso que a lo mejor se dedica a la prostitución de lujo, una de esas que pone un anuncio que dice ANANDA Modelo publicidad Para una relación íntima y completa Me entrego totalmente Zona Goya 150 €.

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miércoles, septiembre 03, 2008

Volver a casa

El verano no se acaba cuando terminan las supuestas vacaciones, no; el dichoso verano de nuestro descontento acaba el día justo cuando se vuelve a casa, que es el Lugar de las Pesadillas.

La infancia como la remota región de donde surgen todos los fantasmas, esas cosas que no están en ninguna parte y en todas, esos restos de una vida que no se puede recordar porque hay amnesia generalizada, causada por un terrible accidente de avión, en mitad del dichoso verano (¿qué sería de un verano español sin alguna catástrofe, y qué sería de esta vida sin los sufrimientos para nada?).



Leo una novela de John Banville, Eclipse, Anagrama, 2002. No es que sea una obra maestra, en realidad es todo lo contrario, es la historia de un actor que se queda mudo, que se marcha a la Casa de la Infancia para ver fantasmas, y fíjate qué mal está el tipo que no discierne si son fantasmas reales o son vivos que están muertos; y así, cuando por fin aparecen dos vivos que no tendrían que habitar la casa, no se sorprende mucho y hasta quiere liarse con la pequeña Lily, que es la hija de Quirke, que es el guarda, y qué joder, todo esto me recuerda a cierta novela famosa de Henry James. Banville es un escritor que quiere escribir como Nabokov, alguien que parece estar diciendo todo el tiempo mira qué bien escribo, qué fino estilista soy, pero la verdad es que es un escritor voluntarioso, que abusa de adjetivos rijosos y metáforas gastadas y que constantemente aturde al sufrido lector con bandazos temporales, en ese sentido es como Lars von Trier pero en pequeña escala. Así, él mismo, es decir, este narrador suyo tan crispante, se burla en algún momento de esa manera de jugar con el tiempo, como un vulgar diosecillo. Al final, se descubre lo que realmente importa, y esa frialdad y ese plano anecdótico de antes se transforma en una especie de nuevo mundo-nueva conciencia de las cosas, de su estar-en-el-mundo. Y el fantasma final parece que le devuelve la paz, eso y sus planes de futuro, que pasan por la casa y la pequeña Lily; estos ingleses, bueno, él es irlandés pero es casi lo mismo...

Lo que duele no es el viaje, que también, nunca sabes si esta vez te tocará, el desastre aguarda a la vuelta de la esquina (también la racha de buena suerte, después de algún sueño escatológico); lo que duele de verdad es el regreso (nostos, el regreso, nost-algia, el dolor por la vuelta). Estar ahí de nuevo, en la ciudad más puta, después de unos días en otra ciudad, una ciudad asquerosa como Madrid, que sin embargo tiene un viento especial, y en donde además de soportar esa fauna multicolor del dichoso metro, también te da alegrías, como la exposición El retrato del Renacimiento del Museo del Prado; mientras que en la ciudad mierdosa del sur lo que te puede pasar es que un tipo que después de diez años de tratamiento psiquiátrico deja de tomarse la medicación te atropelle con su coche por calle Larios, espérate que me parto...

Y la radio, hay que joderse con la radio. Ahora RNE lo cambia todo, el logotipo, los programas, todo. A las once de la noche, Canciones, sólo canciones. Enrique Viana y su floristería, hay que joderse; Alex Ross dice en su libro sobre el siglo XX que hay mucha gente que considera a los seguidores de la clásica como maricas; pues bien, programas como el que conduce Viana le dan la razón, perfectamente. Maricas del mundo, Radio Clásica es vuestro paraíso.

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