jueves, enero 31, 2008

Aires de pesadilla

Lo que sucede en esta historia es algo tremendo, que está además ambientada en un lugar siniestro, la Rumanía de hace veinte años, cuando todo el país era una gigantesca cárcel y el Estado tenía vigilados a todos sus súbditos. Estas dos mujeres, amigas estudiantes, tratan de salir del apuro como pueden recurriendo a otro hombre, para hacer algo claramente ilegal: estamos ante el espinoso asunto, el más espinoso de todos, el aborto. Ahora que está de nuevo de actualidad, es bueno ver esta película para saber de qué se trata realmente. Carlos Boyero, en su reseña de El País, señala como único reproche al director un plano gore que según él no viene a cuento y desentona con el resto: pues yo pienso que es necesario, que la cámara se fija, que el plano se mantiene, para que veamos de cerca el horror, cuatro meses, etc. El aborto no es un juego, como dice el abortista improvisado, cuatro o cinco meses no es lo mismo, podemos estar hablando de asesinato en el segundo caso... A las 20-22 semanas se produce ya actividad cerebral en el feto, y tal vez semanas antes ya se puede considerar que es un ser vivo de pleno derecho... Esta mujer está en el límite, pues, y eso es lo que subyace en esta película profundamente moral. Mungiu, como han señalado las críticas, usa un realismo no encorsetado, planifica con sumo cuidado y encuadra como mejor le parece que es significativo para lo que quiere contar (por ejemplo, el plano-secuencia de la comida en casa del novio de Otilia). Emplea hábilmente la elipsis, como en un momento crítico en el hotel, y muestra en cambio en tiempo real otras cosas, como el recorrido pesadillesco de Otilia por las calles casi a oscuras de una ciudad fantasmal. Usa cámara en mano y los colores son más bien apagados. Todo es feísta, altamente desagradable, y no usa tampoco música que no esté dentro de las mismas secuencias, ruido ambiente, etc., nada de música impostada. Estamos ante la mejor película, no sólo de 2007, sino del cine en general, en mucho, muchísimo tiempo. Para todo el aún interesado en las cosas de verdad, es imprescindible su visionado.

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miércoles, enero 30, 2008

La vida verdadera

Me digo: algún día llegará, esa vida auténtica, de momento voy tirando, voy viviendo lo que no quiero, esta vida falsa quo no me pertenece, es la vida de un otro que no soy yo, algún día llegará, la verdadera. Algún día vendrá, la elegida por mí, la vida que deseo, la vida y nada más. Pero el tiempo corre, el conejo y su gran reloj siempre con prisa, cuentan los segundos, cuentan los meses, caen las hojas, vuelven las flores, algún día yo también floreceré.

Vayamos a un sitio en donde nunca hemos estado, le digo, a esa mujer misteriosa, de espaldas a mí, y ella suspira, no veo nunca su rostro, nos vamos de la mano hacia los límites del bosque, allá más allá de las ciudades, ella suspira y corre conmigo, el fuego que nos llega hace tiempo que está frío, vayamos a un lugar en donde nunca hemos estado, adonde nunca hemos ido, Roma por ejemplo, o Tarquinia. Las ruinas son reconfortantes para el alma herida, escuchamos Circles de Luciano Berio, una voz que repite riverly is a flower, y así hasta stinging.

Yo no sé si esta vida merece la pena, así, mero esbozo, sin un trazo definitivo, nunca es la bella vida que uno deseaba a los quince años y estaba en flor, nunca es la vida que uno soñó tendido sobre la hierba que te llegaba a la cintura, a los ocho años, mis gatos y mis días, mi amor por lo improbable, la vida que no llega, que se agota en el sueño.

Vamos a ese páramo, nos tendemos en la escarcha, sentimos el frío y la ceniza del fuego de la noche anterior, comemos con los mendigos, tomamos cervezas y nos dormimos cansados de nosotros mismos, de las mismas bromas y los beodos cánticos, en la radio hablan de política, de vez en cuando nos mojamos en los charcos, los zapatos rotos, las manos negras, estamos en un limbo alcohólico del que es difícil escapar, estamos esperando a que llegue la magia que nos impulse al País del Jazz, con su swing interminable.

Tal vez me equivoque, pero en este deambular tonto por las calles, siempre las mismas, estoy atrapado como en un sueño del que no tengo recuerdo al despertar, hay un erotismo casi pornográfico, la vida es porno, en los sueños todo está descrito con precisión, camino por un centro lleno de bares y restaurantes fashion, y hay gente en las terrazas y en tanques de escombros hay gente tendida, teñida de azul o de gris, y una boca chupa profundamente y la polla se regocija y luego tengo que apartarme porque una lluvia de semen llena toda la calle y alrededores, hay una chica que tiene parte del pelo manchado, y sigue lloviendo de esa leche celestial que es el maná por venir.

Cuando despierto, con un vago dolor de cabeza, mis planes para el nuevo día, esperando a que llegue, la aventurera que habrá de salvarme de la monotonía, una playa en Normandía, o en Carboneras, La Mar Divina, la playa de los muertos, ahí donde perderme con una mano ya vieja, temblorosa, y un momento del Octeto de Schubert como una melodía triste que me recuerda de dónde vengo.

Vamos a los bosques musicales, tú sabes el camino, yo me dejo llevar como un perrito, hace frío en cualquier parte y la vida verdadera está a la vuelta de la esquina, hay muchos senderos para elegir, tú sabes cuándo, y por qué es así el árbol de la dicha, y adónde llevan las fugas. Está sonando la hojarasca del corazón, un trío para piano de Smetana, una fantasía muy melancólica de Hans Werner Henze, una pareja de enamorados nos sale al paso, nos prohíbe seguir, dicen que hemos equivocado el camino, tenemos que volver al sueño.

Algún día, a lo mejor en Sicilia, o en una isla sueca de nombre extraño, un día, vendrá la vida verdadera, soplando un viento arisco, ewig.

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miércoles, enero 23, 2008

Podredumbre


Por fin un escritor de raza, por fin un novelista, por fin una novela en condiciones, no una de esas novelitas históricas que no son más que una huida del presente. Chirbes nos trae aquí al centro de la España actual, la España real, no las historias del pasado heroico, sino el presente que huele a corrupción y mafia inmobiliaria. La muerte de un hombre reunirá a una serie de personajes, una familia que tiene mucho que esconder, sitúa en el centro a Rubén, un constructor podrido, del que no me creo que escuche a Schubert por Andreas Staier, pero bueno. Y también aparecen personajes como Yuri, el que sólo piensa en follar, y que por follar con quien no debía, estuvo unos años en la cárcel; y Silvia, una mujer que piensa como Zapatero, correctamente; y Mónica, la mujer de Rubén, ella muy joven y él ya con setenta, pero así están las cosas; y Federico Brouard, un escritor alcohólico y fracasado del que Juan, marido de Silvia (hija de Rubén) está escribiendo una biografía... Chirbes escribe largas secuencias a modo de capítulos contundentes, que hay que leer de un tirón para que tenga sentido la narración, por lo que el libro se lee en un par de días. Y usa la primera persona con Rubén y la tercera subjetiva con los demás, para que ellos mismos se muevan cerca del lector, que no puede dejar de leer, de raspar las superficies podridas. Una escritura sin puntos y aparte, todo seguido, con el diálogo interno, con asociaciones que son turbulencias, con todas las cosas llamadas por su nombre. Una novela que engancha, porque es una de las pocas que nos traslada al verdadero paisaje, el de nuestro alrededor cotidiano. Un país que basa su economía en el turismo y la construcción masificada no es un país serio.



P. D. Escucho un disco con obras de Charles Ives, por la NYPO dirigida por Bernstein. Alguien que llegara a Ives por primera vez a través de este disco pensaría que está loco, pero uno que ya lo conoce sabe que Ives fue el más listo, un exitoso agente de seguros que se hizo millonario, y que tenía la composición como hobby, ¡pero qué hobby! La Sinfonía nº 3 es potente, pero las piezas cortas de la cara B, como Decoration Day o The Unanswered Question o Central Park in the Dark, son más potentes aún, más rayantes, como dirían los más modernos (como cuando de golpe irrumpe la fanfarria caótica en las piezas 1 y 2 de la cara B); en la pieza 3 se produce una reflexión casi mística, algo también muy de Ives. Es el complemento ideal para la novela de más arriba, por el contraste.


Portada del disco de Ives (CBS): La encantadora de serpientes, de Rousseau, el Aduanero.

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lunes, enero 21, 2008

La carne es débil

Abro la caja de recortes, encuentro una cinta, dice Glenn Gould y los latecomers, los que llegan tarde, como Hindemith, con su sonata nº 1, o el último Brahms, sus baladas e intermezzi, o tal vez el oscuro Scriabin, un complemento decadente al gran Schönberg, el que mira al pasado para poder mejor mirar hacia delante, la música rara de dos daneses que encuentro en un LP del sello danés Paula (1985), Poul Ruders y el más joven Hans Abrahamsen, con nombre de patriarca pero con un rostro muy juvenil, Abrahamsen compone pequeñas piezas llenas de silencio, de color, con una expresividad muy nórdica, la noche de invierno, Walden o perdido en los bosques, tengo tu perfume tengo tu recuerdo, a lo mejor es mejor esperar, hay algo que late y los coches cubiertos de rocío, cuando salgo de casa, al despertar veo el sol que se levanta por encima del mar.

Sentado en un banco veo pasar enfrente a una mujer, seguro que más joven que yo (ya cualquiera me parece más joven, después de mi último cumpleaños), que tiene un culo perfecto y viste para que se destaque ese cuerpo, que ahora es joven y lozano pero que un día será decrépito y luego cadáver, tal vez cenizas, ahora nadie quiere la lenta putrefacción, son tiempos de belleza y rápida aceleración, hay que fijar los límites y luego saltárselos, hay que mirar fijamente, hay gente que sólo va a los casting, en la última página del Inmundo hablan de un destroyer australiano, que hizo un fiestorro en su casa y ahora será contratado por los medios para relaciones públicas, es lo que hay.

Putas sólo putas y nada más que putas.

Fotografías de cuerpos descompuestos, ya nadie sabe apreciar un silencio, en el periódico (otro) hablan de la Generación Yo, la que va todo el tiempo con el iPod y los auriculares, en El Ojo Crítico un ingeniero de sonido habla sabiamente de lo que importa en la escucha, la gente de mi generación fue la última en saber escuchar, nosotros todavía apreciamos los vinilos, nosotros, que nacimos al borde.

En el año en que yo nací hubo cosas que pasaron, cosas que cambiaron el mundo, había terrorismo, Munich 1972, hubo muertos por los dos bandos, la película está muy bien, hubo también una partida de ajedrez en Reikyavik, Bobby Fischer que estás en los cielos, o en el infierno de la paranoia, yo nací en el mejor de los tiempos, pero ya nadie se acuerda mucho de esto, en ese año Lutoslawski componía sus Preludios y Fuga para 13 cuerdas, que escucho en un disco de vinilo del sello polaco Muza (Polskie Nagrania), por la Orq. Fca. de Varsovia dirigida por él mismo, una música que usa el modelo barroco para dinamitarlo, una música nerviosa, potente, terrorista.

Yo nací cuando el terrorismo europeo estaba en su apogeo. Era un tiempo muy interesante.

Ella languidece en su habitación, escucho en la radio una música que dice un ser extraño y maligno habita en mi interior, no sé cuál es su nombre cuál es su color.

Escucho discos raros, tengo pesadillas, sueños en los que se piensa en follar, en besar a putas por debajo del jersey, y abro las páginas de los diarios directamente en la sección de contactos, relax and do it, mujeres con fotos tal vez reales, argentina modelo de paso por la estación Tránsito, chicas que son comepollas, la otra travesti, el otro chapero, hay mujeres que prometen y prometen y luego ME CORRO DE VERDAD, pero todo el mundo sabe que las putas no besan, Carla Bruni la bastarda, su padre tomando el sol en Brasil y ella en el Elíseo, ya consiguió por fin a Daddy, lo buscó muchos años, pero él estaba al lado de Copacabana, bailando con otras mujeres con TETAS, estaba en el paraíso mientras su hija bastarda andaba detrás de músicos bastardos que sólo saben guitarrear y enseñar la lengua, Bill Evans dejando a su mujer para decirle que se casa con una fan, la mujer se suicida, Bill Evans con las manos hinchadas por la hepatitis, tocando en un oscuro club de jazz de Madrid, es cerca de la muerte, 1980, yo tengo ocho años juego con los gatos ETA comete atentados, en España se intenta construir una democracia, Manuel Fraga dice que gracias al franquismo se instauró el orden en este país, que en plena Republica era testigo de los peores asesinatos de gente de la derecha, vamos a derogar la Ley de Memoria Histórica, dice el gallego, voy a pensar que los gallegos son reaccionarios o cosas peores, tal vez es mejor así, silencio he oído una voz, hay algo aquí que va mal, el agua, el grifo gotea, Eliane Elias desde Brasil y no baila la samba, hay putas por todas partes me estoy mareando, soy iconoclasta.

Basta de pornografía, basta de bailes, quiero sumirme en la noche invernal. Dinamarca.

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miércoles, enero 16, 2008

La escritura libre

Hacia la boda, John Berger, un viaje por Europa, érase una vez, un hombre ciego que cuenta una historia, podría ser Homero en nuestro final de siglo, el siglo XX, el SIDA, la peste actual, dos personas que se aman, el amor en los tiempos del sida, los de la banda vienen a tocar y suben el volumen, no todos están contentos, dame un paseo en la moto papaíto, Zdena y su ansia de libertad, Bratislava una ciudad tan musical, las voces estallan y no sabes bien quién habla, es un tiempo oscuro, con esperanza, tal vez con júbilo cuando estalle la música, el lunes está loco, pregúntale al viernes, Lazar Berman en Beethoven, la fiesta está en su apogeo, la boda imaginaria, para llegar hasta aquí, ha sido un largo viaje, yo estaba del otro lado, Venezia, el largo verano la bella estación, Cesare Pavese, Enrico Rava y Stefano Bollani, The Third Man, sí.

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martes, enero 15, 2008

Algunas cosas buenas

* El concierto del domingo: programa dedicado, como los del viernes y el sábado, a Elliott Carter, ya centenario pero que ha compuesto obras brillantísimas en la última década, como esa Simphonia: sum fluxae pretium spei, dividida en tres largas secciones que fueron estrenadas de manera independiente pero que sólo en su unión como "sinfonía" alcanzan toda su fuerza. Unos cincuenta minutos llenos de pasión, inteligencia, que exigen mucho del oyente, pero yo por desgracia venía de dormir poco, y la verdad es que dí más de una y más de dos cabezadas (también en la primera parte), y sin embargo, la música seguía fluyendo por debajo, la esperanza es larga, las cosas buenas se hacen esperar, pero cuando llegan, explotan. Pérez de Arteaga habla en El Ojo Crítico de la espantada que se produjo los días anteriores, pero dice que el domingo no se fue casi nadie y fue un éxito: el domingo él no fue, yo sí, y puedo decir que en la segunda parte la sala estaba casi vacía (menos de la mitad del aforo), que se fue mucha gente, que la gente que suele acudir a conciertos no viene a escuchar cosas difíciles, porque la gente no está preparada para estas cosas, sólo para corear en tonos naturales la alegría de vivir en su burbuja. Me encuentro un poco solo, no tengo con quien comentar estas obras, encontré a un forero de Clasiforo y le perdí la pista, menos mal que tengo el CD, no me dieron el libro que han sacado sobre Carter porque no soy abonado, pero seguro que más de un abonado lo arrojó a la papelera apenas terminó el concierto.

* La exposición de Andy Warhol en La Casa Encendida: me acuerdo del libro Diarios (Anagrama) que me regaló una amiga a principios de los 90, cómo me harté de leer entradas en donde el tipo pone cuánto le cuesta cada taxi que coge, y lo vendí en una tienda de segunda mano. Ahora echo de menos ese libraco, porque seguro que es el complemento perfecto para esta exposición magnífica, que se anuncia en los andenes del metro, la encontré por casualidad al ir allí y no encontrar abierto más que eso, la exposición. Había mucha gente, una guía explicaba algunas fotografías a un público atento, niños incluidos. Warhol sobre sí mismo, otros sobre Warhol, quince minutos de fama, el glamour es lo que importa, algunos vídeos de la Factory, Warhol travestido, sus amigos, las polaroids, no puede dejar de grabar, a sí mismo, Warhol carece de alma por eso necesita construir una artificial con los aparatos externos de reproducción en serie, Alguien le Dispara, Él Muestra Sus Cicatrices, finales de los setenta comienzos de los ochenta, el pelo electrizado, Identidades Ocultas.

* Leo en The Observer--Review del domingo 6 de enero de este año un especial sobre Alex Ross, el blogger que escribe desde New York sobre música clásica, cómo la clásica ha superado la crisis gracias a internet, cómo entonces había pocos diarios sobre esta materia y ahora hay cientos, pero el suyo es uno de los mejores, si no el mejor. Fotografía de Alex en su escritorio, con su laptop y su gato; AR y sus blogs y websites favoritos, AR nos dice por qué escribe su blog, cómo esto es algo adictivo. A mí me gustaría escribir sólo de música clásica, pero ni soy crítico como él (por lo tanto, no tengo capacidad suficiente para escribir sobre música) ni estoy interesado en escribir sólo de música.

* Los mejores vinilos los encuentro en una caja tirada en el suelo, en la Plaza de Ópera (de la reina Isabel, o como en realidad se llame): y descubro que son discos que han pertenecido a un polaco, hay discos de Tadeusz Baird, de Witold Lutoslawski, de Boguslav Schäffer, aparte cosas de música de autores españoles editadas por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y muchas cosas más del repertorio, pero versiones muy buenas. Los vende un aparcacoches, que quiere 3 € por cada uno, al final los saco por 1 € a un amigote con la cara roja y un gorro de lana en la cabeza. No valen mucho más, tal y como están, pero en realidad por dentro son buenísimos. También un menda vende libros buenos en la explanada de Atocha, libros en inglés como The Enchanter de Nabokov y Photocopies de John Berger. De dónde los habrá sacado. Me imagino que alguien, en un futuro, vende libros de mi biblioteca en una explanada, en una plaza, en un rastro de alguna ciudad grande llena de gente, llena de culos y botas culos y botas y tipos que dicen "me vas a comer la polla" a quien sin querer le empuja en el metro. Y siento una pena enorme.

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jueves, enero 10, 2008

El país donde yo vivo

Debate anoche en Punto Radio, sobre el tema del momento: las detenciones de los etarras el otro día, el supuesto maltrato a uno de ellos, que sigue en el hospital con lesiones importantes. Los invitados, aunque tendrían que tener cada uno una postura distinta para dar juego, en realidad están muy cerca, al final uno lo reconoce. Madero, el presentador, por supuesto que está del lado de la Guardia Civil. Y la gente que llama al programa, es sólo la chusma, esa misma que se echa a la calle cada Dos de Mayo para defender las ideas más reaccionarias. Dicen que esto en países como Francia o Alemania no hubiera ocupado ni seis líneas en el interior del diario. Pero son países muy diferentes a España. Cuarenta años de dictadura no pasaron en balde. Las fuerzas del orden estarán bajo sospecha hasta nueva orden (valga el juego de palabras). En Roquetas de Mar, Almería, un agricultor murió en el patio del cuartel, porque los civiles lo tuvieron que reducir, como ellos dicen. En Marbella, un ciudadano belga murió en plena calle cuando estaba siendo reducido. Las reducciones traen estas consecuencias. Luego, que si el tipo iba drogado, que si era muy gordo, que si son peligrosos etarras fuera de la ley con pistolas en las mochilas que no han querido mostrar... En realidad, ha sido un acto de venganza, por los dos civiles muertos en el sur de Francia no hace mucho. Claro que no podían cargárselo, incluso avisaron al juez de guardia, para cubrirse las espaldas; pero lo llevaron al hospital a las quince horas del suceso. En un Estado de derecho no se puede permitir la tortura. Dijeron que hace veintiocho años que Amnistía Internacional no incluye a España en la lista de países torturadores. No estoy tan seguro. Rubalcaba, llamado por los abertzales el ministro del GAL, ha mentido, estamos en vísperas de elecciones. O por lo menos, no ha dicho la verdad: no es cierto que las lesiones sean por la propia inercia de la resistencia del detenido; ¿qué insinúa, que se lo ha hecho él mismo? Ha habido golpes, golpes con intención de dejar KO. Vale, es un peligroso terrorista, voló la T4 de Barajas, pero en España se supone que no existe pena de muerte ni tortura, que hay un sistema garantista, ¿o no?

La radio me envenena, menos mal que de vez en cuando dan música no romántica en la Clásica (por cierto, ¿cuándo van a pronunciar medianamente bien? Hartito estoy ya de escuchar mal el "Richard" alemán). Como la Sonata para violoncello solo de Bern Alois Zimmermann, por Thomas Demenga: 1960, un año clave para la nueva música. Zimmermann se suicidó unos años después (creo que en el 70) porque se sentía incomprendido. El destino trágico de una música que apenas suena en la radio, que apenas se programa en salas de conciertos españolas.

Un país donde una turba se echa a la calle a finales de año para defender la familia tradicional, contra el Gobierno, los obispos, esos venenos andantes. Benedicto XVI les saluda por videoconferencia. Una familia que ya sólo tiene sentido por boca de estos ultraderechistas y gente del PP. Pedro García Trapiello en su carta diaria (Punto Radio, vuelvo al principio), babeando con la barba de Rajoy, no te la cortes, que así eres muy varonil y hombre de respeto. Claro, porque la tiene cuidada, o eso parece, que las barbas de esos talibanes no son de recibo.

Qué país.

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miércoles, enero 09, 2008

Malditos autores

Escucho el sábado, en No es un día cualquiera de Radio 1 (a todo esto, Pepa Fernández es la mejor periodista de RNE en estos momentos) un debate sobre el famoso canon digital, con José María Íñigo como único detractor de esta medida, todos los demás están a favor, lo cual no me parece muy equilibrado, pero bueno. Luego llama la gente y todos están en contra del canon, es lo normal, sólo los muy metidos en esa mafia de la SGAE pueden estar contentos. José Ramón Pardo, Antonio Fraguas (Forges) y otro de la SGAE dan sus razones, las manidas razones. No es de recibo que yo compre un CD-R y lo use para guardar mis fotos o simples datos de trabajo, y tenga que dar un dinero a esta gente de la SGAE, malditos autores. Es como penalizar a todos los conductores de entrada, no vaya a que se salten un semáforo en rojo, por ejemplo. Ya, ya sé que no vale, no es eso, no es eso. La verdad es que la gente, indignada, dice que a partir de ahora se bajará toda la música y películas que les dé la gana, ya que hay que pagar de entrada. Pero la cosa es que también penalizan el pirateo (la copia privada es otra cosa, pero a la larga, todo lo que yo no pague en original, es pirateo). Pues no pienso comprar ningún CD, y menos de esa gente de la SGAE, que si Teddy Bautista, Ramoncín o Luz Casal. Los CD's no han bajado de precio, es más, cada vez cuestan más, entre 18 y 20 €, cuando hacer un CD es como antes sólo la portada de un vinilo. Un CD no vale casi nada, pero lo pagamos como si fuera una joya. Un CD no tendría por qué costar más de 7 €, y por eso casi siempre compro discos de Naxos, y alguno en oferta, y muy raramente me compro alguno caro, como un capricho. Lo mismo con los libros, por cierto. Para la mierda que hay, la verdad es que sólo los clásicos merecen la pena, y en bolsillo. Que me saquen los Ensayos de Montaigne a 58 € no me interesa, yo no soy un pijo tonto.


Mi querida Pepa Fernández: sin ella, qué sería de los fines de semana.

La narrativa ha llegado a su fin, el mejor ejemplo de su decadencia es la larga ristra de títulos estúpidos que hay en el mercado. No me interesa la narrativa, ni en literatura y menos en el cine (el cine es un cadáver, los pobres críticos tendrían que ir pensando seriamente en cambiar de oficio). Sólo hay doce o catorce argumentos, y lo que importa es la manera de contarlos. Pero para qué contar nada ya. Eso lo hacen bien las series de TV, cuando cojo un libro quiero que el autor me deje sus ensoñaciones, sus pensamientos, que me deje pensando, no quiero que me diviertan o que me enajenen. Maldito Forges, que dice que si alguien pone en un corcho una de sus viñetas, podrá ser perseguido. Autores que se creen dioses, son sólo payasos. Un autor no es nada. Puedo respetar a un filósofo como Sloterdijk, o como Trías, pero no a un mequetrefe, aunque haya ganado el Premio Nadal.

Recuerda Antonio Muñoz Molina (que vuelve a publicar en Babelia sus magníficos artículos) una frase del gran crítico Cyril Connolly: los que desprecian a los seres humanos no tendrían ya que preocuparse de escribir narrativa, sólo ensayos. A eso voy. Cioran es mi amor de siempre.

La verdad es que Carla Bruni no tiene tetas.

Y sin tetas no hay paraíso, Monsieur Sarkozy.

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martes, enero 08, 2008

Las cosas claras

Escucho un debate en Punto Radio, anoche, sobre si Sarkozy esto y lo otro, llaman casi todas mujeres ya que son jodidamente sentimentales, y ellas aman a este hombre que se exhibe, pero que según ellas, hace lo que realmente quiere, él que es una persona como otra cualquiera, no bonita te recuerdo que es Presidente de la República Francesa, recuerda Eva Orúe, con la que estoy de acuerdo. Sarkozy pasea su amor por todo el mundo, su amor de navidades, su amor con esa zorra de lujo cazatesoros, esa tipa que sigue al Hombre del Momento, ya no tenía bastante con las estrellas del rock o el megamillonario, ahora se liga al Tipo Simpático y resolutivo, el que se preocupa de salvar a los ciudadanos decentes de los países bananeros.

En España se tortura, lo dicen los informes anuales de Amnistía Internacional, se tortura en Cataluña y más en el País Vasco, sean etarras o rusas borrachas, se las deja con el pecho al aire, se les rompen las costillas, todo sea por nuestra bendita seguridad, te recuerdo que las fuerzas del orden no reparten caramelos, dice este hombre con nombre de policía.

En la tarde, fría cada vez más, escucho los últimos cuartetos de Beethoven por el Emerson, son lecturas un poco convencionales, pero la partitura es lo suficientemente buena como para sobresalir por encima de todos los conjuntos y sus manierismos. Beethoven sería la tristeza perfecta, de no ser porque ya hubo un Glenn Gould, que se perdió en el Gran Norte, allí donde se refugiaron (se perdieron) todos los solitarios, los que renunciaron al mundo. Y las sonatinas de Sibelius es la música para esa soledad, ese paisaje desolado, como irse a Georgia en estos momentos.



Un disco maravilloso, Joe Lovano, Michael Brecker y demás: reunión de espíritus, allí donde el hombre nada entiende, viajar más profundo, India.

Sueño con la buena terrorista, está en un cuarto de baño público, tal vez el de una estación de autobuses, siempre los más cutres, y ella no me mira, yo sé quién es, es la de los carteles que están por todos los lugares públicos, pero yo no digo nada, en realidad me gustaría irme con ella, a su submundo, a su zulo, y pensar allí en las cosas que no van, y seguir por fin el lema Atacar al Gobierno y al Estado en todos sus frentes.

Cuando despierto, estoy de nuevo en el mismo deprimente sitio, en la radio Livin' la vida Lucas, en la clásica El solitario en otoño de Mahler en una versión con barítono en lugar de contralto, y la carretera me espera, las vacas comen hierba, ajenas a todo esto.

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viernes, enero 04, 2008

Tríos



Pongo un CD que compré en Florencia hace ya algunos años, con tres obras para trío (violín, violoncello y piano) interpretadas por el Trío Matisse (Ermitage, 1994). Son obras del siglo XX y contemporáneas a la vez, me salto la de Charles Ives y voy directamente a la de Luis de Pablo, luego a la de Alessandro Solbiati. El primero, académico. Como siempre, continúa los modos de los vieneses. No hay sorpresa. Es retórica pura y dura. El segundo, en cambio, ya desde el comienzo instaura un clima especial, juega con los timbres, los hace brillar, desfilan las técnicas más novedosas puestas al servicio del sentimiento, glissandi y golpes y atisbos melódicos que dan cuenta de un mood melancólico, no aburrido.

Foto: Alessandro Solbiati.

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miércoles, enero 02, 2008

Año nuevo, porno viejo

Bajo el aspecto ritmológico sale a la luz una afinidad secreta entre diversos apartados de la vida humana que, normalmente, nunca se piensan de consuno: el sueño y la estupidez, los más antiguos espacios de retirada del ser alejado del mundo, alcanzan a las culturas de la droga, de la meditación, de la especulación, y a la música, el arte benévolo que, como suele decirse, nos transporta de las horas descoloridas a un mundo mejor. Se siguen entre sí como eslabones de un sistema de inmunidad para la defensa contra el mundo infeccioso y demasiado exigente.
(Extrañamiento del mundo, Peter Sloterdijk, Pre-Textos, 1998, p. 290; dentro del cap. VII: ¿Dónde estamos, cuando escuchamos música?).

El que ha nacido ha perdido el tono del continuum acústico profundo del instrumento materno. El penetrante estremecimiento del miedo proviene de la pérdida de aquella música que ya no oímos más cuando estamos en el mundo (...) Ya no oigo nada, luego existo. El existir en el silencio del mundo es una cuerda que vibra bajo la propia tensión. Puede ser que los meditabundos de todos los tiempos hayan buscado calma y silencio porque el oírse del existir en el enmudecer del ruido ayuda a tensar la cuerda. Así que la música no sólo celebra la reanudación del continuum, sino que recuerda siempre, si es algo más que un sedante o narcótico, el silencio cósmico de la existencia.
(ídem, pp. 312-314).


Escucho en la tarde de Año Nuevo: una hora deliciosa, un disco sensacional.

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