lunes, junio 30, 2008

La vida se acaba

Esplendor pero de otro tiempo, cuando se aprendía qué era la vida, cuando cada semana de bondad de estar en el mundo era un descubrimiento, y la peonza daba vueltas alrededor de tu sombra, y era perfumado el aire y había silencio por las noches y el cántico de los animales esparcidos por ahí; todavía no había heridas visibles, las pequeñas cicatrices como culebrillas de agua, el viento corriendo detrás de ti, de toda esta fiesta en su apogeo, una música diminuta en el bolsillo del pantalón, los juegos de saber quién viene y quién se marcha, las noches benditas cuando ningún sueño era fácil de captar, el miedo como un pequeño contratiempo, las manos en el bolsillo, los días interminables sobre la hierba, qué alta y qué hermosa eres, dices, señalando a una mujer de larga cabellera, me he perdido en el bosque.

Y ahora, con todo esto atrás perdido parasiempre, las noches inquietas, las palabras de quien dice que te quiere que son pequeños cuchillos afilados, sabes que todo es falso, que no hay brillo, que los sueños son verdad, el revés de la vida que es una pesadilla en tiempo real, y no hay escape, no hay un sitio para huir porque todo ha sido recorrido ya por el Hombre que vigila, detrás de tu sombra hay un enano que controla cada pensamiento, estaba ahí desde el principio pero de esto no sabías nada, Beethoven estaba equivocado, la noche llena de púas, ruido de alguna esquina podrida, cánticos borrachos, ella dice que se acuerda de ti pero es mentira, no hay días sin dulces amargos, cada comida es un festín envenenado, cada crepúsculo un fin de mundo, cada mano un garfio doloroso.

No hay un lugar para refugiarse. Morton Feldman ahí atrás, las horas interminables de siempre la misma cadencia, el mismo tono; una sinfonía para improvisadores, una loca estampida por los campos antes de la oscuridad. No hay compasión; ¿acaso te crees todos los cuentos?

No hay álbumes de fotos de aquellos días. Es como si nunca hubiesen existido. Tu vida sigue, pero no avanza en ninguna dirección; viene gente más joven, más fascista, y ocupa el antiguo terreno; no hay mañana de lunes, todo es un domingo eterno, una fiesta congelada en los vómitos. La gente me señala, hay una hemorragia de luz que me ciega, luego cae el pesado cortinaje; el pianista se ha vuelto sombra. Los viejos amores se han vuelto ceniza; y por las salas de la exposición de Steichen pasea una mujer con un minivestido blanco, mostrando casi la ropa interior, la anatomía del tedio. Yo nunca llegaré a nada.

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miércoles, junio 25, 2008

Fantasía crepuscular

Morton Feldman se reclina en el sofá, un sofá un poco desvencijado y que no puede cobijar su figura grande y un poco desgarbada. Cierra los ojos detrás de sus gafas de culo de vaso y sueña con algo que está inmóvil pero que tiene en su interior una increíble vida, una vida molecular que nadie es capaz de percibir, salvo las máquinas que todo lo controlan. Al rato, viene alguien, o él cree que alguien ha tocado a la puerta suavemente con los nudillos, como para no molestar, es el flautista que ha venido para ensayar la última pieza, pero Morty no está para nadie, se coloca los cojines en la espalda y se estira un poco más, un reloj da una hora incierta, las persianas bajadas apenas se cuela la luz, tal vez las seis de la tarde de un largo día de verano, es algún lugar de la Gran Manzana, es el tiempo de los girasoles. En ese espacio que se abre, aparece una serie de vehículos sin dirección fija, algunos ejes se salen, hay un no sé qué brillante en el techo, una bola de luz que gira sin parar. Morty se saca los zapatos, deja caer el cigarrillo que sostenía en una comisura, cae sin peso, hacia una profundidad enorme que no tiene medida, de repente algo suena, en la distancia, un gato se ovilla y se queda dormido, los coches hacen sonar el claxon ahí muy abajo, algo verde que chorrea agua; el piano vuelve a repetir esa franja, tricot et doucement, la nieve resbala por la gabardina, en la calle Fürstenberg me encontré a Heine, iba con su indumentaria de siempre y un sombrero ruso, botas de montar, unas hojas apenas encuadernadas, un aire de perdido, luego se fue y desapareció por la esquina, un coche de caballos casi lo atropella; la mujer tenía noventa años y murió la semana pasada, venía en el Times, las calles llenas de polvo por la última tormenta, malas calles, en una de ellas, iba Robert de Niro furioso en su taxi, no quería parar a nadie, era un tiempo en que las balas silbaban a tu paso. Las seis y media, o las diez y cuarto. El gato se despereza, vuelve a su postura, se acurruca en su barriga, ronronea, es de noche y nadie viene. Ah, sí, llamar a Marianne, Marianne Schroeder, la maravillosa Marianne, para la pieza Palais de Mari. Ella se abre la falda y los pájaros echan a volar, pájaros de pescuezo rojo, verde, azul, amarillo limón fuerte.

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lunes, junio 23, 2008

Un poco de pureza

Janine Jansen, Maxim Rysanov, Johann Sebastian Bach, invenciones para dos voces, la Partita nº 2 para violín solo, pétalos blancos sobre el escenario, una higuera centenaria a la entrada del auditorio del Museo Picasso de Málaga, la gente en las terrazas, es ya verano, hace calor, dentro está todo lleno de pijos porque en Málaga todavía se asocia música clásica con clase y tener mucho dinero, da igual, la música barre todas estas minucias, Martinu tres madrigales, el drama, la belleza en estado puro, también Mozart y no es domingo, luego viene una ligera brisa, en el laberinto, se pasea, teterías, un lunes al sol, algunas mentes que descansan tras el largo recorrido, la música no se detiene, voces con swing, sábado noche y sin fiebre, Marilyn Monroe y su erotismo divertido, la ingenuidad de otro tiempo, cuando se podía ser puta sin tatuajes y piercings y bolsos de marca, la música se lleva todo esto, viene la noche, pétalos blancos, descanso por fin, flores en su vestido, tacones, ella llega al cielo, y ahí se queda.

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miércoles, junio 18, 2008

Siempre igual

Ayer leí este artículo de Andrés Ibáñez, uno de los mejores textos que ha escrito este autor. Me quedé pensando seriamente en el asunto.

Escucho The Sinking of the Titanic de Gavin Bryars en una versión muy especial: es la música de la desolación, de los que se preparan para pasar al otro lado. Me quedo profundamente conmovido. Luego hay que salir a la luz hiriente del verano, toda la tristeza parece esfumarse. Es un mundo de colores, frente al mundo gris y tremendamente monótono del imperio de la mente.

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martes, junio 17, 2008

Feminismo necio

María Emilia Casas, presidenta del Tribunal Constitucional, asesoró a una mujer que mató a su marido. ¿Qué hubiera pasado si hubiera asesorado a un hombre que...? ¡Habría sido expulsada de inmediato! Pero en este caso, no le pasó nada.

Hay un debate en la COPE, muy interesante, es mucho mejor que la cháchara de Tony Garrido y demás, que si Andy Chango, qué aburrimiento, estos argentinos me cansan, siempre quejándose de puro vicio.

Mujeres que matan a sus maridos y apenas tienen castigo...

Alfonso Guerra es el único que se atreve a criticar en público este buenismo que tanto está de moda; y claro, todos se echan contra él, incluidos los hipócritas del PP.

Al hombre, en estos tiempos, se lo criminaliza, ¿es malo por naturaleza?

Homogeneidad de derechos pero, ¿igualdad en lo demás?

Hombres y mujeres son muy diferentes.

El colmo: Ministerio de Igualdad, el gobierno rosa de Zapatero y la ministra más joven... Bibiana Aído y la lucha contra el lenguaje sexista. Miembros y miembras...

Pero ella va de rojo, perfectamente conjuntada.

¡Viva la diferencia!

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lunes, junio 16, 2008

Domingo eterno

La muerte es justo eso: un domingo eterno.

(Lo decía Cioran)

Y lo mejor, entonces, es escuchar la música de Morton Feldman, pasar de la última sección de Violin & String Quartet a una obra un poco más variada, Untitled Composition for violoncello and piano, también más breve (sólo una hora y diez minutos frente a las dos horas de la primera). Feldman escribió largas obras, algunas de más de cinco horas de duración (como su String Quartet II), en donde apenas pasan cosas, todo se desliza de forma imperceptible, las repeticiones son como esos pájaros posados en el cable de la luz que veo por la ventana, la luz cambiante pero de manera muy sutil, el beso del aire cuando sales a la calle en una mañana de junio en donde la luz hiere, no hay sombra en el paraíso, y estas horas que se suceden tan lentas, estoy en esa habitación del comienzo de Psicosis de Hitchcock, hace calor mucho calor, estarías mejor sin la ropa, le digo, ella ya está medio desnuda, como en un spot de bolsos pijos, sólo tiene las bragas y los zapatos de tacón, el maquillaje también peligra, ahí sobre la mesita baja está el móvil, las llaves del coche, todo es muy de película porno pero sin la musiquilla hortera, le digo que es un día que podría durar eternamente, ella no sabe quién es Mahler ni le hace falta, confunde a los escritores, cree que Javier Marías es un entrenador de fútbol, piensa que Luis Miguel es la cumbre de la música popular, nunca gustará de Evan Parker, me da igual el sol está tan alto bajamos la persiana hay perfume de cosa podrida, hay pescado asqueroso entre sus piernas, me muestra las fotos que ha sacado con el móvil, todas asquerosas, fotos que seguro habrá compartido con otros, me cuenta un chiste, luego bebe algo, esa carretera no se acaba nunca, patterns in a chromatic field.

Y no se acaba nunca, este estar sentado, la radio, la música de Takemitsu en la noche, el cine mudo que ya no está, caligrafías sobre un cuerpo virgen, anoche estaba en otro mundo, recorría un mercadillo, discutía con los vendedores, me metía en un servicio que era una claustrofóbica cabina de plexiglás, anoche ella se quita por fin lo que tapa toda la carne, el sexo se acerca, estamos hundidos hasta lo más profundo, el olor que se mezcla con el heno del verano, la picadura de avispa, las bicicletas por los caminos de tierra, todos los anillos se caen al pozo y pedimos tres deseos, al borde de un abismo, el violoncello rasca un poco, el piano, Charles Mingus en la noche, luego se calla, la voz, ella grita, le duele, pasar al otro lado nunca fue fácil, pero ahora será siempre domingo, amor.

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viernes, junio 13, 2008

Canta y no llores

--Pero mira cómo chupan las putas en el bar
Pero mira cómo chupan y no pueden parar

Chupan y chupan y vuelven a chupar,
las putas en el coche no paran de tragar

--JAJAJAJA...

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jueves, junio 12, 2008

Aktion

--¿Y cómo será la cosa?
--Muy fácil: llevamos el camión hasta Benicàssim, con todo el material, una vez allí damos con el personal de recogida que lo guarda todo en el backstage. Allí nos vamos en busca de las groupies, las hartamos de sangría y whisky del malo, de garrafón, luego nos ponemos a vender pastillas y éxtasis líquido en algunas discotecas, antes de que empiece el sarao. El día 20 será la hostia, porque están Enrique Morente, Lagartija Nick y hasta Leonard Cohen. Así que ponemos el camión cerca, habrá varios escenarios, el de dance será el más recomendable, así que cogemos a un grupillo y los metemos a todos dentro, hartos de toda esa bazofia, y será todo rápido y limpio.
--¿Limpio?
--Bueno, bueno, luego recogemos la mierda y el vómito, para eso tenemos a los perroflautas, ¿qué te creías? Se tendrán que ganar las migajas que les damos.
--Jajaja.
--Y luego, ya el último día, organizamos una ronda nocturna.
--¿Cómo es eso?
--Vamos por la zona de acampada y los iluminamos con el fuego. Cuando sean las cuatro de la mañana, cuando ya estén resacosos, hartos de tanta bazofia y tanto folleteo.
--¿Y el camión, volverá al callejón?
--El camión no descansa nunca, chaval.
--¿Y qué cantaremos nosotros?
--Primero tomaremos Manhattan, luego tomaremos Berlín...
--Jajajajajaja.

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miércoles, junio 11, 2008

Proposición

--¿En qué andas metido ahora?
--Quiero organizar un Poshkommando y luego un Calorrokommando.
--¿Y eso de qué va?
--El primero es para exterminar a todos los pijos; el segundo, obviamente, es para los gitanos.
--¿Cuándo empezáis?
--Estamos pensando en traer un camión especial, cerrado herméticamente, meter allí a cincuenta o sesenta personas y luego asfixiarlas con los propios gases del camión. Iremos a buscar morralla al Limonar y también a Pedregalejo, Rincón de la Victoria y por todo Marbella.
--¿Y con los otros?
--Los otros serán secuestrados, los llevamos al bosque y allí a cavar su propia tumba; luego los fusilamos a todos mientras cantan cosas de El Arrebato, El Barrio y Andy & Lucas.
--Muy fuerte, ¿no?
--Es lo que se merecen. Será una buena limpieza étnica.
--¿No se enterarán los aliados?
--Ya tenemos a informadores que se encargarán de desinformar a la población.
--¿Y lo próximo?
--Serrano en Madrid y Raval y Sant Gervasi en Barcelona. Toda la zona del MACBA está infectada.
--¿Y para cuándo los campos?
--Eso para cuando nuestros soldados se encuentren bajos de ánimos y ya no puedan con todas las operaciones de campo abierto.
--¿Habrá en las cuadrillas camiones de altavoces para los operarios?
--Sí, claro. Y dentro habrá putas de Sudamérica que fornicarán con los conductores. Anoche ya teníamos todo un retén que bajaba de la zona del rastro de los domingos. Las muy guarras estaban todas cachondas en la cabina, follando como locas. Y abajo en el terral pondremos cabinas abiertas para que putas holandesas y húngaras instruyan a los jóvenes en las labores del sexo imaginativo. Si quieren un poco de intimidad no tendrán más que correr las cortinillas rojas del dosel.
--¿Se pondrán bebidas?
--Vodka del peor. Y un poco de tequila para que los calorros no echen de menos el vinazo. Para los pijos, ginebra Tanqueray, whisky Macallan y vino Château Pétrus. Con un poco de cianuro.
--¿Y dormir?
--Cuando estén roncando los gaseamos bien a gusto.

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lunes, junio 09, 2008

El horror

SE habrán escrito miles de novelas sobre la Segunda Guerra Mundial; y tropecientos mil ensayos sobre la misma temática. Yo, que nunca fui aficionado a la Historia, me encuentro ahora leyendo con pasión esta novela, en donde un narrador diabólico (pero humano, o eso al menos trata de que creamos nosotros los lectores, véase la maravillosa Tocata incial), Max Aue, nos cuenta lo que hizo en aquellos años tenebrosos. La obra tiene casi mil páginas, la escritura es apretadísima, y no hay más que decir que el segundo capítulo, Alemandas I y II, tiene trescientas páginas. De vez en cuando hay alguna pausa, pero la mayoría de las veces tienes que leer de corrido al menos treinta páginas, llenas de algunos diálogos que se colocan en mitad de la parrafada, sin los habituales guiones, por lo que la lectura es aún más ardua. El entramado administrativo-militar del régimen nazi necesita de un glosario final, pero ya paso de mirar las equivalencia. Poco a poco uno va conociendo a algunos personajes, como el borracho Blobel o un tal Jeckeln que no tiene la más mínima compasión. Hay un momento clave en estas primeras páginas, que cuentan la campaña en Ucrania de nuestros hombres, y es cuando reciben una orden lejana pero espeluznante, que viene del mismísimo Führer, y que dice: exterminad a todos los judíos. Entonces, el horror nunca antes visto, aparece sin remisión. En la página 110 asistimos a un interesante diálogo entre Kehrig y Aue, sobre si seguir o no en esta misión enloquecida; y en las páginas 138-139, asistimos a una reflexión del narrador sobre eso oscuro que no puede entender, y es por eso por lo que se queda, para tratar de entenderlo.

El libro se llama Las benévolas, lo escribió un tipo de apenas cuarenta años, llamado Jonathan Littel, en francés, y lo publicó RBA en castellano. Es el mejor libro que se ha escrito jamás sobre el horror del nazismo, ya no se puede escribir nada más. No con ese gusto por el detalle, ese hiperrealismo que da vértigo. La sangre y la mierda, y también el esperma, todos los fluidos del cuerpo corren a raudales por estas páginas sombrías.



Frente a esto, hago una pausa para leer un artículo ya viejo (suplemento The New York Times en El País del 19 de abril de 2007) sobre las fotografías de Bert Teunissen sobre europeos en sus casas, con motivo de una exposición que había en una galería neoyorquina ese año, luego saldría un libro complementario, Domestic landscapes. Las fotografías han sido comparadas a la pintura holandesa del siglo XVII. El tipo de luz de esas fotografías es igual al que empleaban aquellos pintores: "Es luz vieja y antigua, de la que prácticamente ya no se ve", dice el autor. Las viviendas habían sido habitadas por las mismas familias durante siglos. La mayoría de los retratados eran ancianos.
Esa gente pertenece a ese lugar.
"Es como si la gente y los lugares se hubiesen hecho unos a otros, como si se hubiesen fundido en uno solo. Lo único que podemos hacer ahora es cruzar los países con la esperanza de encontrar lugares a los que se haya dejado tranquilos y en paz", dice Teunissen.

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jueves, junio 05, 2008

Éramos tan felices

En ese tiempo yo no sabía nada de putas, al menos no sabía que existían, en ese tiempo de amapolas radiantes sólo existía mi madre que era todo mi mundo, mi madre lavando la ropa cerca del pozo, las avispas en avalancha sobre nuestras cabezas rubias, en ese tiempo de trigo y uvas moscatel, mi padre viene tarde del trabajo y mi madre se fatiga por la ardua espera, estoy en el interior de una casa más grande que todo el cielo y en el tocadiscos suena Schubert, que es una música imaginaria que suena a 78 rpm en mi pista cerebral, locus solus, hipocampo fulgurante, tengo todos los senderos para echar a correr. En ese tiempo niños que son buenos vienen a mí comen de mi mano los insectos las margaritas, alhelí que crece donde va a desembocar la espuma de la colada de mi madre en la pila de lavar junto a los ladrillos donde se esconden las peligrosas avispas, en el tocadiscos que he construido suena Anton Webern que es una salamanquesa que se cuela por una rendija de mi hortus conclusus, hay un mujer que tiene larga cabellera y se peina al sol, mi madre le da agua en una garrafa, el agua está fresca y cae por el pecho, ella se deja caer sobre la hierbabuena, tengo el sol y las amarillas camas que me esperan, en ese tiempo mi hermana y yo estábamos por los juegos, reíamos, no era la distancia y el olvido, era algo dichoso, mi madre, yo no tengo amigos, los rusos no tienen amigos, las niñas malas van a todas partes TODAS PUTAS, en ese tiempo no tenía a mi lado siempre al mendigo, ni una zorra frígida me gritaba YOU THIEF, ahora voy a quemar tu casa contigo dentro, zorra malparida, la ministra de Igualdad puede venir como testigo, esa puta pija, ahora apártate de mi vista, tus falsos encantos no van a conseguir que me acerque, porque yo ya no estoy para esas tonterías del sexo, el sexo sólo interesa a la gente sin cerebro, los adolescentes, ellas ya no comen chuches ahora comen pollas es un rap y me gusta lo que dice, es el coito rap todo el tiempo en la radio...

En ese tiempo yo tenía ocho años, estábamos todos, ahora ya no, ha comenzado, es el inicio del fin.

Estaban los gatos voy tras ellos robo las crías la madre viene enfadada y se los vuelve a llevar en la boca, la furcia mastica chicle en la puerta del garito de Torrox-Costa, que es un paraíso para alemanes prejubilados, por qué no una bomba aquí, chicos, podría ser divertido, ver a todos esos putañeros volar por los aires, llegarían a la Luna más rápido que el dueño de la Virgin, a todo esto, ¿qué tal el pan de centeno?

En ese tiempo, el tocadiscos, música de un tal Debussy al que se le une Takemitsu que está en mitad de un surco de la noche, tiene la mirada perdida en busca de las acacias, hay un hombre apostado en la puerta tiene los dientes podridos, hay un documento en el que falta la huella, mi madre que viene, el fuego que lo arrasó todo, a lo lejos veo el perfil tan nítido de una ciudad que puede ser Málaga pero no, Málaga es una mala puta, en ese tiempo sólo existía la bondad, mi madre con una corona de margaritas o de lirios, que viene cerca del pozo, yo me abrazo, ella me lava el pelo, me relajo, estoy casi dormido.

Hola, mamaíta.


Daniel Richter :: The Morning After

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martes, junio 03, 2008

Pobre chica

Se llama Paloma Zuriaga y entra a las diez menos diez de la noche en el informativo 24 Horas de RADIO 1. Cuenta cositas de la cultura, como anoche la última peli de Lumet, otro petardazo, pero ella parece disfrutar con esas naderías, y de paso aprovecha para intentar ligar con el director del programa, Raúl Heitzmann, que no quiere saber nada de estos arrumacos y la rehúye, pero ella insiste, una noche le pregunta que si baila, él dice que no, ella pone la voz de gata, todo es muy patético. Lo que antes no hace, ahora lo deja caer, lo que antes era todo seriedad segoviana, esa austeridad que huele a convento, ahora se convierte en resquicio por donde penetra una migaja de sentimiento, para eso está esta chica, para provocar, con sus cuentos de Chejóv, palomita mía, cucurrucucú paloma. Pobre chica, con su voz de modistilla, sus aires de otro tiempo, la soledad de saberse cada día más vieja, la pena y la miseria de los días que pasan iguales a otros días. Y luego entra Yolanda Flores, que está de cine, pero es la misma cosa patética, le gusta el glamour, eso de cine tiene poco, le gusta entrevistar a las estrellas, contar anécdotas, sentir el jugo correrle entre las piernas, luego entra Diego Manrique con sus viejas glorias del rock, nombres que sólo conocen los dinosaurios como él, las TURBULENCIAS sonoras que equivalen a un peo de puta, todo eso en la noche.

¿Cómo no escuchar la COPE, cómo no darle al oído un poco de marcha, de carnaza?

Ella sale de la fiesta de año viejo, toda destrozada, su ropa y su cuerpo, hechos harapos, ella al lado de la barraca de feria, todavía no amanece pero la noche quedó atrás, como una mala puta, y vomita sobre los perros dormidos y los escombros, vomita una cosa negra, las tripas hechas papilla, todo eso que antes celebraba ahora se le convierte en hiel.

Pobre chica.


Daniel Richter

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lunes, junio 02, 2008

La cháchara del tiempo

No se enteró que Dios ha muerto,
Que Platón ha sido invertido.
Ella sigue con los sueños y el tiempo,
La metafísica de imitación.
No hay claros en ese bosque.
No sabe que en el espacio leemos el tiempo.
Señorita Zambrano, copie mil veces
"en el espacio leemos el tiempo",
hasta que le duela el alma.
Guillermo McGill, Rodolfo Mederos,
Javier Colina, Chano Domínguez,
Eva Durán: música, al fin
que nos salva de las venenosas palabras.

No se enteró que Dios ha muerto;
con su razón poética a cuestas
va soñando:
"todo lo que es creación hunde sus raíces
en el sueño".
Lo que importa es el espacio,
la música crea espacio
y el espacio es música dolorosa.

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